“Cuán hermoso eres, bosque mío” es el título de una de las canciones predilectas de los búlgaros por ser nuestros compatriotas personas muy respetuosas con los bosques. Por esta razón es violenta la reacción de quienquiera que se enfronte en el monte con áreas peladas por tala indiscriminada. La frecuencia de tales “paisajes” ante los ojos de los montañeros nacionales han provocado la ira de Mijail Konstantinov, profesor de matemáticas y apasionado montañero.

El matemático insiste en aplicar un “medicamento” radical contra este mal crónico: decretar moratoria, si no a todas las talas, al menos sobre la tala de  las hayas búlgaras: “Hay en Bulgaria una mafia maderera completamente salvaje que se está lucrando con la exportación de madera. Hay, además, una tala masiva que hace la población gitana, embrutecida y enloquecida por el hambre y que ya no sabe con qué mantenerse. Los gitanos talan árboles en forma  ilegal, no sólo para tener leña para calentarse, sino también para vender la madera y, para colmo, cortan el tronco del árbol a una altura de metro y medio del suelo porque, por perezosos, no les gusta agacharse. Lo malo es que los búlgaros se transforman en sus clientes comprando a los gitanos leña un poco más barata que la que venden las empresas legales.

“En este juego no hay personas inocentes, todos los que estamos fuera de este “juego” y no hacemos nada por frenarlo, también somos responsables”. El matemático hace recordar el rumor que corrió unos meses atrás sobre el cohecho que mensualmente  cobraba un funcionario de alto rango del Gobierno, encargado de los bosques. Le daban este soborno los jefes de las seis sociedades forestales públicas, por la tala furtiva que se hacía: “Hubo cierto revuelto por un par de días, el rumor no se confirmó en forma oficial, ni fue rechazado rotundamente. Así que las tramas de corrupción siguen funcionando. A nivel local, alcaldes, concejeros municipales, policías, empresas madereras, de la mafia maderera forman un peculiar pulpo, cuyos tentáculos se ciernen sobre los bosques búlgaros y los van aniquilando. La gente ya está desesperada. Hay personas que me han comentado que se tomarán la justicia por sus manos para combatir esta mafia. Ojalá no se llegue a esto, ya que sería una historia sangrienta. Ojalá, no sea ésta la última posibilidad para atajar estos delitos”.

Puesto que las autoridades a las que incumbe proteger los bosques no son capaces o no desean cumplir con sus deberes de ver quién tala árboles en forma legal y quién lo hace ilegalmente, el matemático sugiere una solución radical: “Decretar moratoria sobre cualquier tipo de tala o como mínimo, moratoria sobre la tala en bosques de hayas, de los que depende el agua de Bulgaria. Es que talando los bosques vamos  destruyendo nuestras reservas hídricas”.

El matemático está airado por el hecho de que ahora los políticos búlgaros se ocupen demasiado del desarrollo de su carrera y dejen impune el delito contra la floresta nacional. “Estos políticos  pasarán y se irán y tras ellos no se quedará bosque alguno”, se indigna el matemático. Y espera que “no seamos la última generación que haya visto un auténtico bosque búlgaro”.

Mijail Konstantinov y un grupo de correligionarios suyos han enviado ya tres cartas a las autoridades competentes alertando sobre talas indiscriminadas. Una de las denuncias ha tenido por resultado el comienzo de una inspección: “Lo bueno es que un delito así no se puede encubrir. El “cadáver” no se puede trasladar ni soterrar, la zona pelada se queda y se ve”. El matemático exige además otra moratoria, sobre las exportaciones de madera. “El invierno pasado fue  muy templado, los almacenes están atiborrados de leña que bastará para el próximo invierno. Ahora sólo se van cortando árboles para exportar su madera y a esto hay que poner freno.

Actualmente, a  través de las  fronteras terrestres y los puertos de Bulgaria, se van exportando cantidades enormes de madera de talas ilegales. Que se decrete una moratoria global sobre este tipo de exportaciones y veremos qué van a hacer los leñadores furtivos con los seculares  árboles cortados”.

Lo curioso es que cada vez que se comenta con las autoridades el tema de la tala furtiva en los bosques nacionales, éstas  arguyen, aduciendo datos estadísticos, que se expande sin cesar el fondo forestal. Según el ingeniero Liubcho Trichkov, jefe de la Dirección de Proyectos y Actividad Internacional, cada año los bosques en Bulgaria aumentan su extensión en 1500 hectáreas. Formalmente, la estadística es cierta pero no se aclara que el aumento se produce a expensas de pastizales y tierras agrícolas abandonadas y baldíos en las últimas dos décadas, que no a consecuencia de la expansión de los  bosques verdaderos:

“Se está especulando con los datos auténticos. Cuando tumbas hayas de 500 años, de diámetro de 2 a 2,5 metros de sus troncos y pones en su logar un delgadito arbolito de plantón esto no es un aumento de la masa maderera sino una grosera especulación. La raigambre de talárbol multisecular es tan grande como un edificio de 5 pisos. Sus raíces funcionan como un filtro gigantesco, que recibe el agua cuando llueve y al producirse una sequía filtra lentamente el agua retenida. La tala de tales árboles tiene por resultado dos calamidades: las inundaciones y la sequía”.

Versión en español por Mijail Mijailov