El pasado año 2020 sometió a la Empresa y la sociedad a pruebas increíbles. Pese a ellos, la compañía de Silvia Pavlova no sólo ha conseguido continuar su labor, sino también ha conservado su posición en los mercados de más de una treintena de países del mundo.
En los seis años que lleva gestionando su negocio con productos de cosmética natural, esta empresaria búlgara ha ido aprendiendo numerosas lecciones, pero dos de ellas han formado a ciencia cierta las bases de su éxito. La primera está relacionada con la evaluación acertada de los productos que la sociedad necesita. Otra ventaja es el hecho de que fabrique sus cosméticos para bebés, niños y mayores a partir de productos totalmente inocuos y comestibles, algo muy importante para millones de padres cuyos vástagos a menudo propenden a saborear la crema o el aceite con los que se les suele untar. Además, la pandemia de Covid−19 y su impacto a escala global ha desencadenado un cambio en los hábitos de los consumidores, que se han decantado por adquirir y usar bienes de consumo más ecológicos, aunque más caros. La segunda lección se vincula con la comprensión de que cualquier individuo de la competencia ha de ser considerado como un amigo con el que se tiene un objetivo común.
Todo esto y desde luego una buena dosis de suerte han proporcionado a la empresaria búlgara la oportunidad de ser notada por Robert Jobson, corresponsal de la familia real británica, quien ha presentado su negocio en el libro Baby Sussex. Resulta que se fijaron en la empresaria búlgara durante un viaje del príncipe Enrique y Meghan Markle a África, apunta la propia Silvia Pavlova.
”Es un gran honor para nosotros vernos incluidos en el libro dedicado al príncipe Enrique y su familia, pero ya hemos pasado página para no distraernos de las tareas corrientes que tenemos. Lo que nos consta es que el objetivo habría sido apoyar la fabricación de productos orgánicos, realizada por mujeres. Para incorporarnos al libro, los colaboradores del corresponsal de la familia real formaron un equipo entero de investigadores, quienes ”desarmaron” nuestra compañía en pequeños trozos. En el transcurso de las entrevistas que tuvimos con la editorial, estos colaboradores iban citando e indagando cosas a las que nos habíamos referido hablado en búlgaro en varias televisiones búlgaras, además, en comparecencias que se habían producido año y medio antes”.
La pandemia dejó frustrada la posibilidad para que la empresaria búlgara asistiera a la celebración con motivo del primer cumpleaños del pequeño príncipe Archie, durante el cual debía haberse efectuado el estreno oficial del libro, pero el obsequio previsto para la ocasión llevaba ya tiempo preparado. Se trata de una hermosa caja de madera elaborada por un tallista de Tryavna (ciudad conocida por las escuelas más antiguas de Bulgaria de pintura de iconos, tallado en madera y arquitectura), la cual ostenta el escudo de armas de los duques de Sussex combinado con bordado tradicional búlgaro.
A juicio de Silvia Pavlova, lo más importante de Bulgaria ante el mundo es el hecho de que en este país hay personas sumamente duchas, de acertado olfato para los negocios y de carga increíble, quienes fabrican productos de calidad. Es lo que han de conocer sobre Bulgaria todos los extranjeros, independientemente de su rango o estatus social.
Por lo que se refiere al privilegio de que una compañía de negocios sea mencionada en un artículo u obra literaria dedicada a determinada familia real, ciertamente tal privilegio no se otorga a cualquiera y de él se derivan una serie de beneficios, aunque no inmediatos.
”No hay que creer que la mención de un país del rango de Bulgaria pueda traer automáticamente en desembarco en Bulgaria a varias plantas de gigantes automovilísticos −explica el historiador Pétar Stoyánovich− . No obstante, lo que sí tiene que volverse más ampliamente conocido reside en una serie de verdades sencillas: los círculos monárquicos y aristocráticos conforman un sistema muy vigoroso y ya no tan herméticamente cerrado en el que operan patrimonios históricos, talentos y benefactores, combinados con un considerable poderío financiero y de otra índole. Si en algún lugar aparece una revista o un libro dedicados a promocionar la idea y misión de las realezas en este mundo, esto no alterará el cauce por el que discurre un río, pero será capaz de contribuir en gran medida a que un país determinado se vuelva un poco más simpático y atractivo. Es probable que el libro llegue a su auditorio de lectores tentados por lo inusual, lo reluciente o lo temático. El sentido reside en que ello sea motivo para que alguien en cualquier parte del mundo lea una página más, vea una una película más, aprenda algo nuevo”.
Por Yoán Kolev
Versión en español por Mijail Mijailov
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