Bulgaria se encuentra en el umbral de unas terceras elecciones parlamentarias anticipadas consecutivas y unos comicios presidenciales ordinarios. La campaña electoral ha abordado su recta final pero cabe proceder a un análisis del comportamiento de los candidatos en el espacio público si se quiere entender si sus mensajes llegan al electorado:
“Es una campaña de los soliloquios que, por desgracia, son muy airados-señala en entrevista para Radio Nacional de Bulgaria el politólogo Ognyan Minchev. Se debe esto, amén de a unas figuras marginalizadas, cuya presencia en el éter de medios informativos nacionales y públicos se ha vuelto posible tras el cambio en el Código Electoral que se lo permite, al odio visceral entre una buena parte de los candidatos principales, y la elección de la gente se ve entorpecida por tanto odio. Estos candidatos no se están concibiendo como rivales que deberían gobernar un mismo Estado sino que se están dando unos a otros un trato que traduce una manifiesta enemistad entre ellos. Este comportamiento de los políticos legitima la polarización en el seno de la sociedad exacerba la ira y el odio, fomenta la tendencia a conflictos y la renuencia a pactar un acuerdo”.
Por cierto, la pandemia de Covid-19 ha aportado en gran medida a la atomización de la sociedad búlgara, de por si dividida, pero no hay que echarle la culpa por este fenómeno exclusivamente al virus con el que llevamos casi dos años conviviendo. Strajil Deliiski, antropólogo social, explica que se trata de un problema que presenta varias dimensiones:
“Soy de la opinión de que la más importante de ellas es la falta de solidaridad. La sensación de una empatía por el otro, el entendimiento de que uno y el hombre que tiene enfrente tienen igual derecho a comentar y a pensar, se han perdido, a fin de cuentas. Una sociedad que se desintegra no es capaz de alumbrar ideas colectivas y valores comunes porque la integran una multitud de grupúsculos, que se fabrican sus ideas propias y toda la sensación de lo social acaba perdiéndose. Así, estamos viviendo como individuos o bien como integrantes de pequeñas tribus belicosas”.
El cansancio causado por los casi doce meses de precariedad política y sanitaria que nos ha tocado vivir ¿será capaz de repercutir en la motivación de los búlgaros para acudir a las urnas? Esto se conocerá en la jornada electoral:
He de recordar que casi la mitad de los ciudadanos de Bulgaria suele no votar - señala en Radio Nacional el politólogo Slavi Vasilev-. Se trata de un diagnóstico, antes que nada, para nuestro sistema político. Partiendo del hecho de que la mitad de los ciudadanos elige no acudir a las urnas, por no verle sentido a ello, habría que plantear la cuestión importante de ¿cómo es el sistema político búlgaro y por qué el mismo no despierta interés alguno para la mitad de la población?
El politólogo ha agregado que quienes vayan a votar lo harán apoyados en sus convicciones, si es que las tienen. Una parte de ellos ya han descubierto también el partido que profesa ideas próximas a sus ideales. Si se llega a la formación de un Gobierno tras las elecciones del 14 de noviembre, el mismo deberá formarse una vez más con la participación de los llamados partidos del cambio, augura el politólogo.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BNR, BGNES
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