Fue el representante de una especie humana particular, la de los intransigentes. Estuvo luchando contra el conformismo y la propensión de dejarse llevar por el modo de vida cómodo en la corriente social.
En estos términos es caracterizado Dimítar Vóev, uno de los símbolos artísticos de la transición búlgara. Fue poeta, músico y compositor pero, antes que nada, un adelantado a su época y que se quedó para siempre a la edad de 27 años.
Voev, nacido en 1965 en Sofía, se inició en la música ya en sus años de estudiante de la escuela. Fue formando parte de varias formaciones musicales hasta acabar fundando con el guitarrista Vasil Guiurov el primer grupo post funk en Bulgaria, Kalé. La banda tuvo una sola actuación importante, en 1987, en el primer Festival de Rock, en el Teatro de Verano de Sofía. Durante la actuación del grupo, en un momento los organizadores cortaron sus micrófonos y forzaron a los integrantes del grupo a abandonar el escenario por usar vocablos del argot. El público, sin embargo, estaba tan entusiasmado e impresionado por aquellos músicos que se mantuvo largo rato tras el abandono, gritando sus nombres. En ese mismo año 1987 Vóev formó un nuevo grupo, Entrada B, que poco después sería rebautizado con el nombre de Nueva Generación. Así, la historia del underground musical búlgaro cobró su cuerpo y rostro en el estilo de la “ola fría” (cold wave).
La letra que Dimítar Vóev escribía para los temas musicales se convirtieron en el “combustible" de toda una generación que soñaba con su propia manifestación y ansiaba el cambio y la libertad no sólo políticos y sociales, sino también en su fuero interno. El propio músico llegó a acoger la tan anhelada democracia nueva, pero sólo dos años después, el 5 de septiembre de 1992, perdería la batalla contra la enfermedad más atroz para el ser humano. Su obra, no obstante, ha permanecido para sobrevivir a aquella época y ser un recordatorio de la “rebelión de los jóvenes”.
En las últimas semanas, varias manifestaciones nos han movido a volver a evocar la valentía de espíritu y el sello que Dimítar Vóev ha dejado en la historia moderna búlgara. Recientemente vio la luz el libro Lo no leído, que recoge más de cien textos de Vóev inéditos hasta ahora y más de ochenta fotos, facsímiles y dibujos de archivo. Forman parte de una dosena de cuadernos en que están plasmados manuscritos del músico del período de 1981 a 1992. Es redactora del libro la hija del músico, Dimitra Vóeva, nacida a los cinco meses de la muerte de su padre.
"Este libro nos permite situarnos mucho más cerca de su mundo interior −comenta Dimitra−. Se le conoce bien como el músico en el escenario, el rebelde; no por casualidad se le llegó a definir como un disidente y representante egregio de la contracultura en Bulgaria, pero es menos frecuente fijarse en los lados íntimos de las cosas que formaban parte de sus inquietudes. Me refiero a los problemas que él no temió llamar por sus propios nombres y señalarlos en su obra poética”.
Dimitra está convencida de que la rebelión de su padre no estaba vinculado a ciegas con el régimen político en Bulgaria antes del 1989. Lo de él había sido una reacción contra el conformismo, contra la sociedad de consumo, contra la falta de coraje y de memoria. Es algo que se vuelve claro en el documental Vóev, de la directora Bilyana Kírilova y las guionistas Neda Milánova y Valeria Stéfanova-Stóykova. El documental tuvo su estreno en la XXVI edición del Festival Internacional de Cine de Sofía (Sofia Film Fest), a mediados de marzo. El rodaje llevó seis años, pero el resultado final ha redundado en un pedazo de memoria no sólo de un individuo sino también de la realidad búlgara, que, de vez en cuando, pierde su fuerza motriz.
“Yo misma fui una admiradora de su música. Le sentía a él muy íntimo, como un correligionario, como un colaborador en el arte que yo pretendía crear, y en eso estuvo la razón para hacer este documental”, ha expresado en Radio Nacional de Bulgaria la directora Bilyana Kírilova.
Es un hecho curioso el que el mayor éxito del grupo Atlas haya sido la canción “Muñeca” con letra de Dimítar Vóev, que la escribió teniendo apenas 18 años de edad. Hace tres años este tema fue incorporado a los libros de música del séptimo grado de secundaria en Bulgaria.
“Él es un héroe absoluto de su época, y cuando lo digo no me refiero sólo a los años en que vivió y creó sus obras. Es una persona de extraordinaria vigencia también hoy. Desgraciadamente, es representante de una especie en vías de extinción, pero siempre aparece alguien capaz de mantener viva esta especie”, dice Bilyana Kírilova.
Mientras tanto, la Comisión de Cultura y Educación del Consejo Municipal de Sofía ha aprobado por unanimidad la propuesta de bautizar con el nombre de Dimítar Vóev uno de los paseos del Jardín de Boris (el parque de la capital búlgara).
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Facebook/voevthemovie, Facebook/FondaciaDimitrVoevNovaGeneracia
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