A mediados del siglo XX, decenas de aldeas búlgaras se hundieron para siempre bajo las aguas y sus habitantes fueron desalojados forzosamente de sus tierras natales. El gobierno comunista movilizó sus fuerzas en la construcción de presas desviando el rumbo de destinos humanos. ¿Cuál era el destino de estos pueblos y qué sucedió con sus habitantes?
En nuestros días, no se sabe casi nada de esas zonas-fantasmas del territorio búlgaro que han quedado en el fondo de las presas. En algunos lugares, todavía se divisan en la superficie del agua las tristes ruinas de iglesias o cementerios, creando una sensación de pérdida irrevocable. ¿Cuál fue el destino de estas aldeas y qué sucedió con sus habitantes?
Un equipo del Instituto de Etnología y Estudios Folclóricos, adjunto a la Academia Búlgara de Ciencias ha decidido rastrear el Patrimonio Sumergido de Bulgaria para levantar el velo del pasado.
Hasta el momento, los investigadores han identificado 23 presas a causa de las cuales fueron despobladas más de 60 aldeas y algunos caseríos. La mayoría de estas poblaciones se encontraban en zonas montañosas donde no había electricidad, carreteras, tiendas, médico... Para muchos de sus habitantes el traslado a regiones más desarrolladas significaba modernización y posibilidad de una vida mejor, señala de la Dra. Lina Guergova, jefa del equipo de investigación de la Academia Búlgara de Ciencias. El Estado dio una recompensa justa a algunas personas y a otras, no.
"Tenemos historias de cómo las personas no querían irse, no creían que la presa llegaría a su casa y se quedaban hasta que el agua la rodeara. Por ejemplo esto sucedió en una de las aldeas de la presa de Ískar. Asimismo tenemos pruebas de una familia que, cuando se estaba construyendo la presa de Yovkovtsi, se negó a abandonar el pueblo y se instaló en un enorme barril de vino, porque todas las casas fueron destruidas, hasta que la familia también fue desalojada a la fuerza de allí", cuenta Guergova.
La gente desmontaba sus propias casas para conservar el material de construcción. Luego dejaban entrar a las excavadoras para arrasar el fondo de la presa. Sin embargo, los esqueletos de las iglesias permanecieron, como guardianes de la memoria perdida.
"La explicación es mucho más pragmática: no había a quién recompensar y a quien obligar a que destruyera la iglesia. Pero también tenemos casos de iglesias voladas, como la del pueblo de Yovkovtsi, en la homónima presa, o el templo del pueblo de Darets, en la presa Studen Kladenets. ¿Qué decir de los cementerios? A veces la gente recogía los restos de sus familiares y los trasladaba a otro lugar. Los habitantes de Zhrebchevo, por ejemplo, desenterraron los huesos, los recogieron en un osario y los enterraron cerca de un motel. Allí colocaron un monumento de la aldea. Sin embargo, en torno al motel empezó una construcción, la placa conmemorativa desapareció y no sabemos qué pasó con el osario", explica la Dra. Lina Guetova.
Siguiendo las huellas del tiempo perdido… La iglesia inundada por la represa de Zhrebchevo
Algunas de las aldeas estaban situadas cerca de las orillas de las presas que se estaban construyendo, por lo que las autoridades las desalojaron por razones de higiene y transporte. Con el tiempo, estas aldeas también quedaron en olvido.
"Es muy triste que estas aldeas fueran destruidas, pero no debemos olvidar los enormes beneficios que llevan las presas no sólo para el suministro de agua doméstica, sino también para la electrificación de Bulgaria, el suministro de agua industrial y la agricultura de regadío, todo esto es una verdadera riqueza. Tal vez este sacrificio valiese la pena. De esta manera los habitantes de las aldeas fueron persuadidos de que tenían que sacrificarse por el bien de todos. Incluso había canciones sobre el tema, aunque fueron de propaganda, que se difundían según el principio del folclore. Encontramos canciones en turco grabadas en 1954 sobre los beneficios de la presa Studen Kladenets y lo bonito que sería cuando la gente tuviera una presa y agua para todos", dice la Dra. Lina Guergova.
Versión en español por Borislav Todorov
Fotos: Proyecto Patrimonio Sumergido
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