El monasterio femenino Virgen de Sofía se halla muy cerca de la capital Sofía, en un extremo de Dragalevtsi, que fue antaño una aldea y hoy es un barrio de la capital búlgara. Fue fundado en el siglo XIV como institución religiosa subordinada directamente al patriarca, es decir a la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Búlgara. En el pasado fue un importante centro espiritual, cultural y docente, y en los últimos años se ha convertido en un atractivo centro de la espiritualidad no solo para los feligreses cristianos. Cualquier día hábil se puede ver entre sus visitantes a personas venidas de distintos puntos del planeta. El monasterio de Dragalevtsi tiene dos iglesias unidas bajo un techo común. La más antigua ha sido declarada monumento de la cultura y en estos momentos está en proceso de restauración. A su lado se yergue la segunda iglesia, que es activa. Es un edificio bello y bien mantenido. A pesar de que dispone de varias habitaciones, una gran cocina y edificios auxiliares para las actividades económicas que desarrolla, el monasterio de Dragalevtsi no ofrece alojamiento ni comida a sus visitantes.
“Muy cerca hay gran número de refugios de montaña, hoteles y restaurantes. Nuestro afán es atraer la atención de las personas sobre lo inmaterial brindándoles alimentación espiritual”, dice la monja Serafima y continúa su narración de la historia del monasterio.
“El monasterio de Dragalevtsi es uno de los varios que conforman el llamado Pequeño Monte Athos de Sofía. Existe desde el siglo XIV, cuando Bulgaria era gobernada por el zar Iván-Alexander. Sabemos que durante el reinado de ese soberano fueron construidos gran número de monasterios e iglesias, y el cristianismo experimentó un fuerte auge. De aquel entonces no ha quedado ningún edificio porque durante la dominación otomana todos fueron demolidos. En el siglo XV sobre los cimientos de la primera iglesia el boyardo, esto es el noble búlgaro Radoslav Mavar construyó una iglesia nueva que se conserva hasta hoy, de impactantes frescos e imágenes. En estos momentos está siendo restaurada. La pintura mural descubierta en el templo está en dos capas, una del siglo XV y otra del XVII. Felizmente ambas se han conservado muy bien, algo que sucede raras veces. Los restauradores lograron separar la capa superior y fortalecerla. En las paredes del templo quedaron los frescos más antiguos, del siglo XV. Los frescos retirados, fechados en el siglo XVII, se conservan en las condiciones debidas. Existe la idea de montarlos en un templo nuevo construido especialmente para este fin, que sería una réplica exacta del original, pero de momento no hay dinero para hacer realidad esta empresa. En el atrio de la iglesia se han conservado escenas raras veces representadas. Una de ellas presenta el Rollo Divino. En la descripción del Apocalipsis se dice “El cielo y la tierra se contraerán cual un rollo”. Pues en el atrio están representados ese rollo con los signos zodiacales y los ángeles tocando sus trompetas. Otra escena interesante es la del Sacrificio de Abraham. Todas las imágenes están pintadas con gran libertad e insuflan un mensaje emocional y visual de veracidad espiritual”.
Inicialmente el monasterio de Dragalevtsi fue masculino. Desempeñó un importante rol durante la dominación otomana (1396-1878). Entre las paredes de la escuela fundada por los monjes estudiaron miles de niños búlgaros. A mediados del siglo XIX su abad fue el padre Genadi, amigos y ayudante del héroe nacional Vasil Levski. El abad hacía de mensajero del Comité Revolucionario de Sofía. Vasil Levski, a quien el pueblo llama con admiración el Apóstol de la Libertad, encontró cobijo en múltiples ocasiones en las celdas del monasterio. Una hermosa lápida conmemorativa montada en el patio de la iglesia evoca y homenajea la participación de los monjes en la lucha independentista de los búlgaros.
“Se conservan muchos testimonios de que al monasterio acudían personas de diferentes confines del mundo, prosigue su relato la monja Serafima. De su presencia aquí juzgamos por los graffiti que dejaban en la que entonces era la pared exterior del templo. Todos han sido fotografiados y publicados en un libro dedicado al monasterio. Algunos se ven bien, a simple vista. También hoy vienen al monasterio personas de diferentes nacionalidades y continentes. Hace algún tiempo nos visitaron unos monjes budistas, y entre los turistas con frecuencia hay hindúes, japoneses, personas que profesan el Islam, judíos… Se interesan por la historia del monasterio y sus iconos y frescos”.
Antes de renunciar a lo mundano, la monja Serafima se había graduado por una escuela media de música en la especialidad de piano, y luego por la Academia de Arte Musical y Danzas de Plovdiv. Compone música y le interesa el arte. Con frecuencia al monasterio vienen personas que quieren comentar con alguien sus problemas y buscan consejo y apoyo. Para muchos otros el monasterio de Dragalevtsi es un destino preferido en sus paseos en días festivos.
Versión en español de Raina Petkova
Fotos: Albena Bezovska
По публикацията работи: Albena Bezovska
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