¿Recobrará Bulgaria su fama de potencia espacial mundial tal y como lo ha sido? ¿Volverá a participar este país en programas espaciales internacionales?
¿Será posible la cooperación estratégica entre Bulgaria y la NASA? ¿Podremos ver un tercer astronauta búlgaro en el espacio? Todas estas interrogantes tienen una respuesta única, afirmativa y esto no sólo es posible sino también viable. Antes que nada, Bulgaria debe acceder a miembro de la Agencia Espacial Europea y adoptar la respectiva legislación.
Según los anales de la ONU, Bulgaria sigue siendo señalada como sexta potencia mundial en la exploración del Espacio. El Espacio se va transformando cada vez más en un negocio privado y así lo muestran todas las exitosas prácticas de Richard Branson, de Elon Musk y de varios otros hombres de negocios que se van apoderando del espacio cósmico a través de los imperios económicos. Hasta hace unos 30 años, las actividades cósmicas eran un monopolio del Estado, pero actualmente se van transformando con rapidez en empresa privada que precisa de una regulación por parte del Estado. Por esta razón, equipos de científicos búlgaros y mundiales han preparado un proyecto de ley para fomentar las inversiones en tecnologías espaciales, el cual será sometido a votación por el Parlamento de Bulgaria.
“Actualmente casi todas las universidades más importantes cuentan con la capacidad de colocar en órbita un artefacto espacial. Pueden ser un globo meteorológico, un dispositivo de suministro de Internet o WiFi, o bien, una cámara para fotos aéreas del Google”, dice en entrevista para Radio Bulgaria Salomón Passy, presidente del Club Atlántico en Bulgaria y uno de los autores del proyecto de ley. “Todo lo que vuela a una altitud superior a los cien kilómetros sobre la superficie de la Tierra recibe el nombre de un artefacto espacial. Se trata de un enorme negocio mundial de potencial continuamente creciente. Este tipo de negocio, para establecerse en Bulgaria o en cualquier otro país, reclama cierta forma de regulación, sea una regulación de las actividades espaciales o bien un fomento de las inversiones en producciones espaciales”.
Una legislación de este tipo presenta, además, otro aspecto. Es que un número cada vez mayor de universidades, de personas particulares y de compañías cuentan con la capacidad técnica de lanzar artefactos espaciales y esto transforma en muy palpables los peligros que tales dispositivos entrañan.
“Imaginemos que alguien decide lanzar un tal globo desde Plovdiv, se produce luego un fallo y el artefacto se estrella contra el edificio de, por ejemplo, el Parlamento búlgaro en Sofía, dice Salomón Passy. Hay que saber quién es el responsable, cuáles son los órganos capaces de frustrar tales incidentes y quién tiene derecho a lanzar tales artefactos. Cada actividad de este tipo necesita de las respectiva licencia para su práctica, o sea, nosotros proponemos algo parecido a la Ley de Tráfico por las Carreteras, de carácter preventivo”.
A Bulgaria le falta “tener un perfil concreto” como miembro de la UE y de la OTAN, estima Passy. “Nos comportamos como un peón en unas obras de construcción”, dice. Por esto, una de las tendencias debe apuntar a que Bulgaria recobre su fama de una potencia espacial. No hay que olvidar que un 30% de la información mundial se encauza a través del Espacio. Uno de los pasos consiste en que Bulgaria acceda a la Agencia Espacial Europea.
“Bulgaria, de los Veintisiete de la UE - antes del acceso de Croacia a ésta - es el único país que carece de acuerdo básico con la Agencia Espacial Europea, destaca Salomón Passy. Se alegan razones formales como la cuota que Bulgaria deba aportar anualmente a este organismo. Sin embargo, el resto de países han organizado su pertenencia a la AEE de manera tan inteligente que consiguen recuperar hasta el 93 % de la cuata que pagan. Bulgaria debería aprender de estas buenas prácticas”.
A mediano plazo, Bulgaria puede establecer una cooperación estratégica con los EEUU en el terreno cósmico. Esto significa, en esencia, el resurgir de la ciencia espacial en Bulgaria. La cooperación entre este país y los EEUU, sin embargo, también depende de la adhesión de Bulgaria a la Agencia Espacial Europea. Los autores del proyecto tienen su meta y su sueño.
“Soñamos con ver un tercer cosmonauta búlgaro a bordo de un cohete europeo lanzado por la Agencia Espacial Europea, o bien, a bordo de un cohete espacial norteamericano lanzado por la NASA”, dice Salomón Passy, resumiendo, de hecho, el sueño que abriga cada ciudadano búlgaro. “Sin embargo, lanzar al Espacio un nuevo cosmonauta búlgaro implica desarrollar un montón de programas científicos que preceden este esfuerzo final. Lo que nosotros pretendemos es que este montón de programas avanzados y de calidad se lleguen a materializar”, concluye Solomón Passy.
Versión en español por Mijaíl Mijailov
По публикацията работи: Tania Harizánova
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