Van siendo cada vez más numerosos los tabacaleros búlgaros que abandonan el cultivo del tabaco para orientarse a una forma de sustento más rentable: el cultivo de azafrán, conocido en este país también con los nombres de “el rey de los medicamentos”, “la flor del paraíso”, “el rey de las especias”, “el oro rojo”. Además, el precio de este condimento refinado no deja de aumentar, ya que no sólo atribuye sabor más sublime a diferentes tipos de tés, pasteles y bebidas, sino que también se emplea en la elaboración de productos para el tratamiento del coronavirus.
Los primeros bulbos de la flor de azafrán los trajo a Bulgaria Hasan Tajirov, quien decidió abandonar la vida de emigrante en Suecia y regresar a la patria. Repartió los 70 bulbos que había comprado en Turquía entre los vecinos de las aldeas de la región de Kárdzhali, en el sur del país, y plantó el mismo unos cuantos en el patio de su casa en la montaña de Ródope. Actualmente, este cultivo ha cobrado gran difusión y sólo las personas agrupadas en una asociación profesional atienden cultivos de azafrán de una extensión de más de mil hectáreas.
”Son socios de nuestra asociación más de 8.000 productores, pero probablemente haya otros varios miles al margen de ella –dice Hasan Tajirov, presidente de la Asociación Nacional de Cultivadores de Azafrán de Bulgaria, a la emisora regional de Radio Nacional en Blagoevgrad– . Este cultivo se encuentra difundido en las regiones de Kárdzhali, Jáskovo, Blagoevgrad. En la zona de Bansko también hay mucha gente cultivando azafrán. Cada vez más tabacaleros optan por este cultivo al comprobar que es más cuantiosa la renta que se obtiene del mismo. Cuando uno del pueblo se pone a cultivar el azafrán, el resto de sus paisanos lo imitan. Este año se espera que el precio de este cultivo se dispare de un 20% a un 30%. Un gramo probablemente se vaya a comercializar al precio de 6 a 8 euros y un kilo costaría, respectivamente, de seis mil a ocho mil euros”.
Cultivar el azafrán es una faena que tiene multitud de ventajas, asegura el productor. Una de ellas es la rápida recuperación de la inversión. ”Inviertes en septiembre y en noviembre recobras tu inversión más la ganancia, y esto suele durar siete u ocho años”, asegura Hasan Tajirov. Basta con sólo cuidar del terreno y recoger las flores, porque al día siguiente salen nuevas flores.
Según los cultivadores, con esta forma de sustento basado en el azafrán se puede mantener una familia entera. La renta obtenida por el cultivo de esta planta en una décima parte de una hectárea es igual a la obtenida del cultivo de trigo en 30 hectáreas o de viñedos de una extensión de 0.7 hectáreas, afirma Hasan Tajirov. Así, una familia que cultiva de 0.5 hectáreas de cultivo de tabaco y gana de 4.500 a 5.500 euros, podría obtener la misma cuantía del cultivo de azafrán en una décima parte de una hectárea.
Actualmente la demanda de esta planta es muy grande, sus precios no dejan de crecer y los búlgaros, siendo unos de los mayores productores, pueden beneficiarse de las condiciones favorables del mercado mundial.
“Incluso hemos avanzado en nuestra posición y ahora ocupamos un puesto intermedio entre el tercero y el cuarto –agrega Hasan Tajirov–. Sin embargo, en términos de calidad estamos en primera fila, ya que contamos con una naturaleza no contaminada, un aire cristalino y una tierra fértil de gran cantidad de sustancias biológicas. El azafrán crece estupendamente en cualquier suelo y no le importa la altura sobre el nivel del mar, aunque las zonas serranas parecen ser las más apropiadas para su cultivo”.
Numerosas personas jóvenes y de buen nivel de estudios están retornando cada vez más a menudo a los terrenos e inmuebles que han heredado en el campo para dedicarse a la Flor del Paraíso. Quizás algún día logren insuflar nueva vida a las aldeas, mortecinas por los últimos alientos de la poca gente que queda en ellas.
Adaptado por Diana Tsankova en base a una entrevista de Bilana Slávcheva de la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Blagoevgrard
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES y archivo personal