Hemos entrado en el mes de julio con la noticia de nuevos, más altos precios de la electricidad y la calefacción. Para algunos, las nuevas facturas son un reto más en la lucha por sobrevivir. Si para el nuevo precio de la calefacción, los búlgaros estaban preparados de alguna manera desde hace algún tiempo, el alza de los precios de la energía eléctrica definitivamente no les han alegrado para nada. A pesar de la promesa del gobierno de Oresharski de mantener estables e incluso rebajar en cierta medida las tarifas de la luz, después de quedar claro que el gabinete dimitirá, el regulador estatal se ha aprovechado de la situación y ha decidido que ahora es el momento de subir las tarifas.
Los nuevos precios varían según las empresas de distribución de energía. El aumento más alto se da en las tarifas diurnas de la electricidad de la distribuidora CEZ (en Bulgaria Occidental) de casi un 3% de aumento. Para los clientes de la ENERGO-Pro (en el Noreste de Bulgaria) la factura será más baja en un 1%. Los más beneficiados serán los clientes de la distribuidora EVN-Bulgaria (en Bulgaria sudeste y central) para los que el aumento será inferior al 1%. Seguirán pagando el precio más alto de electricidad los que viven en el noreste de Bulgaria. A esto hay que añadir que si para los consumidores individuales el aumento es de hasta 3%, para las pequeñas empresas el precio de la luz sube drásticamente del 8,34% al 29,11%. Los clientes de las empresas de calefacción central también pagarán facturas más altas, a pesar de que el precio del combustible para la calefacción, el gas natural, se ha reducido si bien poco.
“En invierno habrá nuevas protestas”, “En invierno estaremos otra vez en las plazas. Al menos nos hemos conocido y estamos juntos en la pobreza”, así han reaccionado los búlgaros en Internet, y en la encuesta que se ha realizado por las calles no han escondido su decepción de los crecientes precios y los bajos ingresos:
“Esto es el fin del mundo”, dicen un señor de unos 60 años de edad. “Tendrá efecto negativo sobre toda nuestra vida”, añade una mujer joven. Todos los encuestados dicen categóricos que los aumentos, aunque son simbólicos, a juicio de especialistas, no auguran nada bueno y harán que los ciudadanos aprieten los cinturones.
“Muy mal, porque esto afectará mi bolsillo. Veo que no puedo permitirme algunas cosas. La gente de mi entorno también está limitada en sus acciones”, dice una mujer joven. Otro joven añade irónicamente que le vendrá muy bien el aumento de los precios, y prosigue que desde hace cuatro años está en el paro, que no aparece dinero por ninguna parte. “Que nos aumenten los precios, que nos exijan más años de antigüedad laboral, para que no podamos jubilarnos”.
Versión en español pot Ruslana Valtcheva
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