A través de los años de la democracia búlgara mal entendida, las cifras testimonian un crecimiento de la agresión contra los niños y entre ellos. Solo en 2013 las denuncias de este tipo de violencia son 2891 siendo pendientes un 1384 de los asuntos, informan desde la Agencia de Protección al Menor. Los culpables de siempre son el Estado y la escuela. Según los datos, sin embargo, la situación es diferente y estremecedora. 1412 de los casos registrados de violencia infantil en 2013 ocurrieron en la familia. La calle ocupa el segundo lugar en la clasificación, seguida por la escuela.
Se comenzó a hablar oficialmente de la violencia infantil en Bulgaria con la aprobación de la Ley de Protección al Menor en 2000, en virtud de la cual fue creada la Agencia Estatal de Protección al Menor, informa Tsveta Antonova, directora de la Dirección de Política Estatal para el Menor de la agencia. El inicio fue difícil. A diferencia de otros países en que las leyes se elaboran sobre la base de una práctica de largos años, en Bulgaria la ley precede la práctica. Otra peculiaridad búlgara que dificulta el trabajo de la agencia es que el resto de las instituciones públicas no identifican bien el problema de la violencia infantil como compromiso suyo. Esto explica la lenta reacción del Estado a pesar de que la protección al menor es garantizada por la Constitución búlgara.
“Los departamentos de protección al menor valoran toda denuncia recibida en forma anónima, por escrito o por teléfono. Si existe riesgo se adoptan medidas. En situaciones críticas el niño es internado en una institución social, explica Tsveta Antonova. Se interesa al Tribunal, que ratifica la medida. El plazo es un mes pero esto no sucede. Tenemos resoluciones que quedan sin ratificar durante seis meses o un año, y las circunstancias cambian sin que el Tribunal se haya pronunciado”.
Con frecuencia los casos se investigan después de haber sido comentados en los medios de comunicación. Siguen acalorados debates en el espacio público, controles, castigos y silencio. Hasta el próximo caso. ¿Cuál es el perfil del agresor?
“Los adultos propensos a ejercer violencia sobre el menor y que consideran normal e incluso necesario este tipo de comportamiento son personas inseguras de sí mismas, psíquicamente inestables, con baja autoestima. Probablemente, ellos mismos fueron víctimas o testigos directos de violencia en su infancia. Muchas veces siendo niños nos oprimieron y nos obligaron a ser dóciles y resignados. Esto también es un tipo de violencia contra la persona”, explica la pedagoga Iva Trichkova.
A juicio de pedagogos, el comportamiento infantil agresivo radica en las deficientes habilidades de comunicación, el bajo autocontrol, la autovaloración inadecuada. Este tipo de menores conciben el comportamiento de los demás como hostil y se portan de una manera inadecuada. Los casos de violencia entre niños no podemos examinarlos de un modo aislado ya que muchas veces el propio agresor necesita ayuda. Los niños son víctimas de violencia también por parte de sus profesores. Estos casos en 2013 suman 48.
“Para prevenir este tipo de comportamiento, a los adultos que trabajan con niños debe hacérseles un perfil psicológico. La persona debe saber por qué quiere trabajar con niños. No deben ejercer la responsable profesión de docentes personas inestables emocionalmente, que no confían de sí y tienen propensión a la agresión”, afirma Iva Trichkova. Con el personal pedagógico hay que trabajar de modo preventivo, hacer entrenamientos psicológicos para captar la existencia de un problema y eliminarlo a tiempo”.
La reacción de los adultos en situaciones similares no siempre es adecuada y el reconocimiento oportuno de las víctimas de violencia es de suma importancia. Un niño que es víctima de violencia en casa puede cambiar y volverse distraído. En vez de profundizar en el problema, el profesor a veces llama a los padres o le pone malas notas. Es importante disminuir el umbral social de tolerancia hacia la violencia. Según datos de la Agencia Estatal de Protección al Menor, el mayor número de denuncias por violencia infantil son presentadas por policías (19%), y por madres (13,2%). Apenas el 2.6% de las denuncias suelen estar hechas por un familiar o un vecino de la víctima, es aún menor el número de las denuncias anónimas.
Gran parte de las víctimas (20-30%) callan lo que ocurre con ellas porque temen, sienten vergüenza o se acusan a sí mismas de ser incapaces de poner la situación bajo control. Ofrece una oportunidad a los menores búlgaros que afrontan algún tipo de problemas la línea telefónica Nacional para Menores 116 111, que es atendida las 24 horas por psicólogos, pedagogos y trabajadores sociales. Sin embargo, lo más importante es no cortar la comunicación con nuestros hijos y en el agitado y tenso día a día encontrar siempre tiempo que dedicarles.
Versión en español por Raina Petkova
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