El 22 de marzo de 1973, en el Estudio Mayor de Radio Nacional de Bulgaria resonó por primera vez “La trompa de Vili”, un programa que con sus 10 ediciones quedaría en la historia como el único programa musical de radio realidad. Con este identificativo comenzaba cada nueva edición de “La trompa de Vili”, ideada por Katia Vodenicharova, jefa de la redacción de Humor, Sátira y Entretenimiento.

“La trompa de Vili” coincidió con un período en que muchas personas querían hacerse cantantes, hacer una gran carrera musical y ganar mucho dinero”, recuerda Katia. “Formamos un jurado de músicos, compositores, periodistas, escritores y actores. Los presidía Vili Kazasian,  destacado compositor y director de orquesta, conductor de la Big Band de Radio Nacional. Nada más escuchar un tono falso, Vili debía hacer sonar una trompa de las que llevaban antaño los faetones.  Lanzamos en el éter la convocatoria y acudieron de todos los confines de Bulgaria miles de padres acompañando a sus hijos, muy talentosos en su opinión. Llenaron la planta baja y el patio de la emisora, y hubo que llamar a la Milicia Montada (así es cómo se llamaba la policía montada comunista) para que impusiera orden. Dividimos a la gente en grupos, señalamos las fechas de varias audiciones y comenzó una interminable sucesión de “talentos”, cómica y trágica a la vez. La prensa dio mucha cobertura al concurso y el efecto en el público oyente fue enorme”.

A diferencia de los actuales formatos de telerrealidad, “La trompa de Vili” no tenía carácter de competencia. Los medios de comunicación definieron este programa como un fenómeno radial y un auténtico show.

El humorista satírico Boris Arnaudov, que trabajó largos años en Radio Nacional y participó en la preparación de “La trompa de Vili”, recuerda:

“La finalidad que perseguíamos era divertir a los oyentes. Nuestro equipo no se ocupaba de música sino de humor y sátira. Naturalmente, queríamos ofrecer a los jóvenes  una oportunidad de mostrar su talento. Preparábamos un guión preliminar pero apostábamos mucho en las improvisaciones de Vili Kazasian, que era la figura central del programa. Cada miembro del jurado exponía su opinión. La línea era buscar la manera de superar la maniática tendencia a imitar a los grandes nombres de la música ligera a la sazón. Realizamos diez concursos. Lamentablemente, se conserva el registro de solo uno de ellos en el Archivo Sonoro de Radio Nacional. Se presentaron varios niños de incuestionable talento, que luego se graduaron por el Conservatorio. Vili Kazasian era una persona muy generosa. Tenía la capacidad de apreciar las cualidades de los cantantes jóvenes y los invitaba a actuar como solistas con la Big Band de Radio Nacional. Creo que “La Trompa de Vili” fue el primer programa de radio realidad en la historia de esta emisora. Al cabo de muchos años, semejantes programas se hacen hoy con mucho dinero, y seguramente con mayores esfuerzos, pero nosotros nos enorgullecemos de haber sido los primeros en hacer sonar el gong”.

He aquí algunos comentarios de los miembros del jurado: “Por extraño que parezca, cantar es algo que se aprende”. “Esta ha sido una interpretación inexpresiva, monótona, carente de ritmo, con cualidades vocales mínimas y sin ninguna implicación personal del cantante, que ha tenido un comportamiento formal, y la finalidad del canto es emocionar al público”. Hechas con sentido del humor, estas críticas son una valoración objetiva de los cantantes participantes.

El programa radial “La trompa de Vili” se hizo muy popular. Fue emitido con regularidad hasta finales de 1974 y cerrado, con la explicación de que la idea se había agotado. Su final fue un gran concierto en el Estudio Mayor de Radio Nacional, con participación de una decena de cantantes jóvenes que se habían presentado en las nueve ediciones anteriores de “La trompa de Vili”. Entre ellos estaba la cantante Maya Neshkova.

“Yo me dedicaba a la música y un día mi papá me comentó que en la radio hacían este concurso. Recuerdo que me presenté con la canción “Oraciones”, del repertorio de Borislav Grancharov. Fue una vivencia muy emocionante. Nos acompañaba la Big Band de Radio Nacional bajo la batuta de Vili Kazasian, quien dejó una fuerte impronta en mi carrera musical. Antaño había gran número de certámenes y toda suerte de actividades de aficionados al arte pero “La trompa de Vili” ofrecía la oportunidad de conocer y estar en contacto con grandes músicos, lo cual te ayudaba a tomar la decisión, qué camino tomar en el futuro”.

Versión en español por Raina Petkova