Los comisarios de la UE por fin se pronunciaron sobre el tema de los refugiados provenientes de África que viajan por el Mediterráneo hacia las tierras prometidas de Europa. Hace dos días Bruselas anunció su propuesta legislativa de implementar un mecanismo de redistribución en los países de la UE de 40 mil personas que buscan refugio: 24 mil que están en territorio de Italia y 16 mil en Grecia. Esto debería suceder en los próximos 12 meses. El mecanismo se aplicará solamente respecto a migrantes de Siria y Eritrea.

Para cada inmigrante que será trasladado, la CE pagará de modo no reiterado 6 mil euros al país adoptivo. Según la estadística de la ONU, 60 mil personas han atravesado el Mediterráneo desde principios del año tratando de alcanzar las costas de Europa. Más de 1800 son los fallecidos en naufragios que supera 20 veces la cifra del mismo periodo de 2014.

Esta propuesta de la CE debe ser debatida y aprobada por los Gobiernos de los 28 países miembros. Hay dos problemas clave sobre los que probablemente no se logrará unanimidad. El primero es si el mecanismo de redistribución de los refugiados debe ser obligatorio para los países miembros o no. Unas 10 capitales de la UE expresaron sus reservas y dejaron bien claro que no recibirán a refugiados. Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca por definición no están incluidas en la redistribución.

El segundo problema son los criterios a los cuales se someterán los países que adoptarán refugiados. No se puede tomar en consideración únicamente la población del país, el PIB y el porcentaje del desempleo.

¿Cómo reaccionará Bulgaria? ¿Participará en la solución del problema con los refugiados a través del Mediterráneo? Hace días, Sofía expresaba sus reservas por la acogida de inmigrantes adicionales. Pero ahora se espera que las autoridades respondan con un “sí” y de este modo agregarán algunos centenares más de refugiados a los que entraron en el país a través de la frontera turca. La cuota para Bulgaria es 788 de los llamados refugiados mediterráneos. Una cifra que sobre el telón de fondo de los 40 mil parece insignificante.

Hay, sin embargo, algunas circunstancias preocupantes. La frontera sudeste de Bulgaria con Turquía, que es frontera exterior de la UE, está sometida a fuerte presión migratoria desde hace más de un año, sobre todo, por refugiados de Siria. Bulgaria no estaba y todavía no está preparada para acoger a tantas personas que buscan asilo. Por esto comenzó la construcción de vallas en la frontera con Turquía. Ahora se espera que acoja a refugiados mediterráneos. Evidentemente de esto hablaron en la Cumbre en Riga el primer ministro, Boiko Borisov y su homólogo italiano, Matteo Renzzi, en el marco del Proceso de Cooperación en el Sudeste de Europa. 

Según informaciones oficiales, los dos coincidieron en que tanto el Mediterráneo como la frontera sudeste búlgara están sometidos a fuerte presión migratoria y solo las acciones conjuntas permitirán afrontar exitosamente los crecientes flujos de refugiados. Italia, sin embargo, no acogerá en su territorio a refugiados adicionales que ya están instalados en Bulgaria.

Otra circunstancia preocupante es que Bulgaria, el país más pobre en la UE, es solo una parada para los refugiados en su camino hacia el rico occidente europeo. Tal vez se contarán a los dedos de la mano aquellos que desearán integrarse en la sociedad búlgara. Todo lo contrario, ya no son raros lo casos de comportamiento asocial y conflictos causados por refugiados ilegales.

Los comisarios en Bruselas aplicaron el ardid de Poncio Pilato diseñando unos criterios debatibles y dejando a los países de la UE discutir la solución del problema con los refugiados. Nadie está convencido de que el problema se solucionará con el traslado de un lugar a otro de 40 mil inmigrantes que se encuentran en Italia y Grecia. Además, ¿no es más justo que los países miembros, que son fronteras exteriores de la UE, como lo es Bulgaria, sean eximidos de cuotas para acogida adicional de refugiados?

¿No es más eficiente orientar los esfuerzos hacia la lucha contra los traficantes que transportan por el Mediterráneo refugiados desde las costas africanas hacia las europeas? ¿No es mejor trabajar con los países que producen refugiados para que superen la pobreza y la falta de estabilidad política que están en la base de los procesos migratorios?