Martín Tsonev no deja de recibir brillantes valoraciones en el escenario nacional. Años después de haber debutado en el extranjero lleva cinco décadas cantando en la Ópera de Sofía.
“Soy natural de la ciudad de Ruse, mi padre, Stoil Tsonev, trabajaba largos años con los cantantes de la ópera de Ruse. Trabajó con nombres de fama mundial, incluso con Shostakovich. Desde pequeño acudía a los ensayos. Naturalmente comencé a tomar clases de piano y después comencé a tocar guitarra. Me gradué en la especialidad de arquitectura interior. Pero cuando accedí en la Academia Musical de Sofía, primero entre los caballeros, me di cuenta de que este era mi camino. Es importante que se establezca un vínculo entre la educación académica y el escenario, yo tuve esta oportunidad.
"Cuando terminé la Academia en Sofía me concedieron una beca para los Talleres operísticos en la Universidad de Artes de Graz, en Austria. Siguió una invitación del estudio operístico internacional en Ámsterdam. El director de Columbia Records a quien conocí allí me dijo: “Muchacho, en tu garganta tienes un Rolls Royce. Pero yo sabía que esto no es suficiente. En los estudios de ópera, en que pasé un año, tuve la posibilidad de trabajar sobre mi técnica vocal y sobre el comportamiento en el podio con material idóneo para mi edad".
En Bulgaria los jóvenes suelen trabajar duros papeles operísticos. Yo debuté con Atila a los 27 años de edad. Cuando comencé a estudiar en el extranjero ya había hecho una decena de roles. Los jóvenes desean repetir los pasos de los grandes nombres operísticos que eran personas de enormes posibilidades vocales y no son muchos los jóvenes que tienen estas habilidades. Hoy no lamento mi elección. El riesgo es enorme y son pocos los intérpretes de ópera que logran hacer una carrera en solitario. Es difícil porque uno debe ser individualista y, al mismo tiempo, debe ser resignado y paciente”.
Martín Tsonev reparte sus compromisos profesionales entre la patria y Alemania. Es solista en el Teatro de Ópera de Bonn, pero participa, asimismo, en muchos espectáculos en Italia, Francia, España, Alemania, Holanda. Vive en la capital alemana que le recuerda su ciudad natal Ruse: “Es una ciudad a orillas de un río y lleva espíritu aristocrático musical, es la ciudad natal de Beethoven, cuenta Martín.
“Uno de los sueños del maestro Kartalov era visitar Alemania con una obra alemana. Lo hacemos con la más difícil: El anillo del nibelungo. Participamos más bien como actores que cantan. Por esto es muy importante ejecutar con gran sinceridad cada palabra, cada detalle. Viajaremos dos conjuntos, ya que la ópera es un arte vivo. Afortunadamente, tenemos las voces que pueden ejecutar bien la obra. Toda la vida perseguimos la perfección”.
Antes de la gira en Alemania, Martín Tsonev encarnará el papel que es el sueño para todo bajo, el de Boris Godunov. Después del grandioso espectáculo al aire libre frente a la catedral San Alejandro Nevski, de Sofía, la puesta en escena será presentada en la fortaleza de Tsarevets en Veliko Tarnovo.
Versión en español por Hristina Taseva
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