“Todo comenzó en 1963, en el segundo Festival Nacional de Folklore –recuerda Koynárov– . Entonces recibí el primer premio en mi vida. Poco después tuve que enrolarme al Ejército por dos años. En 1970 me uní al Conjunto Rodopa y desde entonces he sido miembro de su equipo artístico. A pesar de estar jubilado, sigo actuando en el escenario como solista. En el año 2000 creé una escuela de música adscrita al centro de cultura de la ciudad de Smolyan, donde instruyo a los jóvenes de talento que selecciono yo mismo. ¿Que cómo selecciono a los niños? Primero, han de tener talento y una buena memoria musical. Pero la pasión también es importante. Sin pasión no se consigue nada. He visto a muchos cantantes talentosos que no trabajan ni desarrollan sus capacidades naturales. Los pequeños cantantes vienen a mí a la edad de 4 a 5 años. Ayudantes invaluables en mi trabajo son los padres y los abuelos. Gracias a ellos consigo forjar hábitos en los niños. Hasta el momento he preparado a siete de los niños, futuros alumnos de la Escuela Nacional de Artes Folklóricas en Shiroka Laka; y mi primer estudiante ya se ha graduado por la Academia de Música, Danza y Artes Plásticas de Plóvdiv”.
Mientras fue creando su repertorio, Koynárov fue buscando por sí solo las canciones que más tarde enriquecieron la colección del Conjunto Rodopa. Luego las grabó en la Televisión y en la Radio Nacionales de Bulgaria. También ha editado varios vinilos y discos compactos. En 1978 ganó el segundo premio en el concurso radial de música tradicional Premio de Folklore de Bratislava. Además, ha ofrecido cientos de conciertos en Bulgaria y en varios países de todo el mundo.
“Estoy feliz de que los jóvenes perpetúan la tradición, y también porque mi experiencia me da la oportunidad de formar el futuro de los niños con talento del Ródope”, dice el cantante folklórico.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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