Los mensajes musicales de la cantante tradicional Dimka Vladimirova

Para mí la canción folclórica es mi vida. Desde que tengo uso de memoria sólo he cantado canciones. Por esto les doy las gracias a mis padres y a toda mi familia de cantantes. En casa todo el mundo solía cantar¸ y escuchábamos música tradicional por la Radio o grabada en discos de vinilo que poníamos en nuestro vetusto gramófono, dice Dimka Vladimirova.

“El pastor”

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“La moza Zlatana”

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“Rada”

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Nació ella en el pueblo de Bistrets, situado en las faldas de la montaña Strandzha, en el sureste de Bulgaria. Para la talentosa chica las canciones más predilectas eran las de su terruño las cuales iba memorizando sin darse cuenta de ello y luego interpretaba con alegría. Su talento se dejó notar ya en sus años en la escuela primaria. A la edad de 10 años fue distinguida con el Primer Premio de un certamen nacional del arte de aficionados, y, posteriormente, resultó ganadora de medalla de oro en un concurso nacional celebrado en Burgás.

A la edad de 17 años hizo oposiciones para acceder al Conjunto estatal de Canciones y Danzas Folclóricas, de Sofía, y el propio director del mismo, Filip Kutev en persona, le dio el espaldarazo y así Dimka se incorporó al coro del conjunto. En la jornada en que se anunciaban los resultados del concurso, Dimka conoció por casualidad a dos figuras legendarias de la canción tradicional: el acordeonista Boris Karlov y el cantante Boris Mashalov. Los dos le propusieron que formara parte de su grupo itinerante “Canción patria”. Así, junto con las cantantes Mita Stoycheva, Atanaska Tódorova y Lalka Pavlova, Dimka fue ofreciendo conciertos por Bulgaria durante un año entero.

Dimka Vladimirova fue agraciada por la suerte en una ocasión más: en el momento en que se enteró de la convocatoria, en Radio Nacional de Bulgaria, de un concurso para seleccionar integrantes del conjunto folclórico de esta Casa. Tras la audición ante expertos del jurado, Dimka fue admitida al coro. Era el año 1958 que marcaba el comienzo de su trayectoria profesional en la que fue actuando en el seno de una constelación de cantantes de voces estupendas, representantes de todas las regiones folclóricas búlgaras. En su labor se fue topando con destacados directores como Boris Petrov, Kosta Kolev, Stefan Mutafchiev. Así llegó a la “época dorada del coro”, en la que fue director del mismo el compositor, Krasimir Kiurkchiiski.

“Querida”

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Es a él a quien debemos la contribución más importante a la fama mundial que llegó a tener el Coro Folclórico Femenino de Radio Nacional - convertido después en El Misterio de las Voces Búlgaras - y la concesión a este coro en 1990 del prestigioso premio Grammy. Él ha contribuido a los éxitos del coro, no sólo como director artístico del mismo, sino también como autor de excelentes canciones. Al interpretarlas el público entusiasmado se ponía de pie en los conciertos que ofrecíamos en EE.UU., Canadá, Europa, Egipto. Fue aquel un período cimero de mi vida. El reconocimiento que me ofrecía el público en nuestros conciertos me daba alas, sentía una felicidad indescriptible, una satisfacción enorme por mi labor. A las cantantes nos llamaban “las Madonnas búlgaras”, señala Dimka, recordando aquellos momentos. En los 40 años de trabajo en el Coro de Radio Nacional, Dimka Vladimirova también ha efectuado registros en solitario. Señala con orgullo que todas sus canciones son de nuestro pueblo natal.

Me las he aprendido de mi mamá y de otras mujeres del pueblo, en ese pueblo que ha sido mi punto de partida y mi paraíso. Lo curioso en su repertorio de canciones interpretadas en solitario es que los temas que interpreta presentan los rasgos de dos estilos, uno tracio, y el otro, de Strandzha.

Dimka Vladimirova destaca por su voz clara y sonora de soprano que siempre se ajusta al dialecto musical y verbal de su terruño. Han hecho arreglos de sus canciones los compositores Anastas Naumov, Kosta Kolev, entre otros. Son muy apreciadas, en concreto, las canciones que Dimka interpreta acompañada por el Grupo de Strandzha. La semblanza musical de esta ilustre cantante quedaría incompleta si omitiéramos de mencionar el heredero de su talento musical, su hijo Lubomir Vladimirov, instrumentista de la Orquesta de Música Folclórica de Radio Nacional de Bulgaria.

En sus manifestaciones profesionales la cantante nos ha dado pruebas claras de que en la continuidad reside la clave del éxito para un músico folclórico profesional.

Versión en español por Mijail Mijailov

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