Los acuerdos de la UE con Turquía con vistas a superar la crisis migratoria, logrados el pasado 7 de marzo en Bruselas, sigue siendo objeto de críticas y, en algunos países hasta provocan una violenta oposición. El primer ministro húngaro, Víctor Orban, por ejemplo, manifestó que su país no participará en un esquema de acogida directa de refugiados sirios procedentes del territorio turco. Chipre manifestó que no revocará su veto a la continuación de las negociaciones en torno a la adhesión de Turquía a la UE, abrigando temores a que esto lesionara las posibilidades para pactar un acuerdo para la reunificación de la isla. Bulgaria también mantiene sus reservas, a juzgar por algunas declaraciones oficiales del Gobierno antes de la nueva cumbre UE-Turquía.
En carta enviada al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, ha reclamado que la UE prevea una protección de todas sus fronteras exteriores con Turquía. Según el premier búlgaro, la UE deberá ayudar a todos los países de la primera línea para contrarrestar la marea de refugiados y no concentrarse exclusivamente en la custodia de la frontera marítima greco-turca. Las negociaciones con Turquía −dijo−, deben abarcar, asimismo la frontera de la UE con Turquía en el mar Negro. Según varios observadores estas exigencias de Sofía equivalen a la petición de garantías de que Turquía no sólo frenará a los migrantes que se dirijan a Grecia, sino también a los que decidan dirigirse rumbo a Bulgaria. El Gobierno búlgaro considera, además, que la revocación del régimen de visados de la UE con Turquía no debe vincularse únicamente con fechas, sino también obedecer a los resultados que tenga el acuerdo de readmisión entre la UE y Turquía. Bulgaria no se opone a la apertura de nuevos capítulos de las negociaciones para el acceso de Turquía a la UE, pero considera que el mecanismo establecido en este sentido debe ser respetado, y no alterarlo en función del problema de los refugiados. Si tal sucediera se vería comprometido el proceso de las negociaciones con otros países candidatos.
Bulgaria, sin embargo, tiene también sus pretensiones respecto al control que la UE irá ejerciendo en el futuro a lo largo de sus fronteras exteriores. En la reunión de los ministros del Interior de Los Veintiocho la delegación búlgara insistió expresamente en que la protección de las fronteras exteriores “debe ser una responsabilidad compartida”. Así, empleando el lenguaje de la diplomacia, la parte búlgara mostró su desacuerdo con la previsión de la CE de que la futura Guardia Europea de Fronteras y Costas tenga poderes a expensas de la soberanía nacional en la custodia de las fronteras, aun siendo éstas exteriores para la UE. En este contexto, Sofía se opone a la idea de que el director de la citada Guardia Europea pueda tomar decisiones unipersonales, e insiste en potenciar el papel de los países miembros a la hora de la toma de decisiones sobre el emplazamiento de unidades fronterizas europeas a lo largo de sus fronteras. Bulgaria estima, además, que la futura Guardia Europea de Fronteras y Costas deberá incorporar no sólo a países del Tratado de Schengen, sino también tales como Bulgaria y Rumanía para que estos últimos no se transformen en la zona tampón de la UE. Según la parte búlgara, la protección de las fronteras de Schengen no debe convertirse en una prioridad absoluta, exceptuando de este esquema a países que también son fronteras exteriores de la UE. Y, menos aún, si se impusiera la controvertida idea de que, al producirse determinadas complicaciones en las fronteras, la nueva Guardia Europea de Fronteras y Costas pueda intervenir sin ser siquiera invitada a hacerlo por el respectivo país miembro afectado de la UE.
Los asuntos pendientes en vísperas de la nueva cumbre UE-Turquía esta semana son númerosos y bastante complejos para que se pueda esperar, de golpe, un arreglo definitivo de esta materia. Se trata de problemas a los que Europa hasta ahora no se había enfrentado y a los cuales deberá ir dando soluciones manejando una nueva política europea común que esté en sintonía con los intereses de todos los países interesados.
Versión en español por Mijail Mijailov
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