El regateo finalizó el viernes, hace 4 días. Bruselas y Ankara acordaron el comienzo del comercio con migrantes. Bulgaria, como país miembro de la Unión Europea forma parte del esquema. Los observadores han calificado de cínico este regateo y, probablemente, no disten mucho de la verdad. No obstante, una cosa está segura y es que la UE no es la misma después del 18 de marzo.
¿Qué han pactado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el primer ministro turco, Ahmet Davutolgu? En primer lugar, desde ayer, domingo, 20 de marzo Grecia ya puede devolver a Turquía a los migrantes ilegales que arriben a sus islas. Por cada uno de éstos, la UE recibirá de Turquía un refugiado legal. El número máximo de estos será de 72 mil y serán reubicados en los países miembros de la UE. El segundo elemento del acuerdo consiste en que la UE pague a Turquía 3 mil millones de euros formalmente para que ésta atienda a los migrantes alojados en campos de refugiados en su territorio. Cuando se acabe este dinero la UE deberá preparar hasta finales de 2018 el pago de otros 3 mil millones. En tercer lugar, en abril se abrirá el capítulo 33 en el proceso negociador, relativo al presupuesto, para el acceso de Turquía a la UE, y, hasta finales de junio, los ciudadanos turcos podrán comenzar a viajar eximidos de visados a la UE.
Ankara sabe perfectamente que por su política interna actual Turquía se aleja cada vez más de los criterios para su adhesión a la UE. La apertura de un capítulo en el proceso negociador, tras haberse superado el veto de Francia, no significa nada. Ankara también sabe bien que para que se supriman los visados deberá ajustarse a otros 35 criterios, y para ello se necesitan mucho tiempo y una buena voluntad. La devolución a Turquía de los migrantes ilegales de las islas griegas no es ningún problema. Con un documento expedido en un par de horas, cada migrante ilegal puede convertirse en legal y ser enviado en forma oficial a la UE.
En resumidas cuentas resulta que el dinero ha sido lo esencial. Ankara se ha salido con lo suyo: recibirá 6 mil millones de euros del contribuyente europeo a cambio de los 2 millones 700 mil refugiados instalados en campos de refugiados en territorio turco. Sin embargo, Bruselas no debe abrigar ilusiones de que el pago sólo se agota con los 6 mil millones de euros. Estos campos de refugiados ya se han transformado en una “instalación para la producción”. La mercancía que “producen”, entiéndase la amenaza de que los migrantes pueden ser soltados rumbo a Europa Occidental, también deberá encontrar colocación en el futuro.
En la segunda vuelta en Bruselas del regateo con Turquía Bulgaria estuvo representada por su primer ministro, Boyko Borisov. Al término de la primera ronda, celebrada el pasado 7 de marzo, Borisov remitió una carta a Bruselas insistiendo en la devolución a Turquía no sólo de los migrantes ilegales en las islas griegas, sino también en la frontera de Bulgaria con Turquía. Esta petición, prácticamente, no quedó recogida en el acuerdo, pero el premier búlgaro no se enfadó ni impuso su veto. Para apaciguar los ánimos se pactó que Turquía no permita la apertura de nuevas rutas migratorias hacia Bulgaria. Tras el oficial apretón de manos entre Tusk y Davutolgu, el primer ministro de Bulgaria abandonó la cumbre sin hacer declaraciones a los periodistas.
De momento la aportación pecuniaria de Sofía al “comercio” con migrantes es modesta sobre el telón de fondo de los miles de millones de euros. Se trata de 5 millones 900 mil euros, pero se espera que esta cuantía se triplique en los próximos uno o dos años. También, en virtud del principio de las cuotas de reubicación, Bulgaria acogerá a 1200 refugiados de los pactados 72 mil. En cuanto a la promesa de que Turquía no deberá permitir a los migrantes que se dirijan hacia su frontera con Bulgaria, el Gobierno búlgaro ha reiterado que unidades del ejército y de la Policía de Fronteras siguen en la frontera porque, según dijera el primer ministro búlgaro, los procesos en la frontera son incontrolables.
Después del 18 de marzo, la UE se ha vuelto más frágil y más vulnerable. Ha renunciado a valores suyos que había edificado durante años. Bruselas era una especie de norte ético pero hoy está comerciando en el templo incluso con quienes conculcan derechos humanos elementales en su propio país.
Versión en español por Mijail Mijailov
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