El monasterio se encuentra ubicado en lo alto de la meseta de Arbanasi, y su campanario llama la atención desde la distancia. El tañido de sus campanas resuena hasta la cercana ciudad de Lyaskovets, conocida por sus bodegas de vinos y por sus tradiciones de horticultura, que alguna vez fue una ocupación rentable. A tan sólo 6 kilómetros se encuentra Veliko Tárnovo, cuya historia como antigua capital de Bulgaria está relacionada con su destino tumultuoso.
El monasterio fue fundado por boyardos (aristócratas) de Tárnovo, en el emplazamiento del actual Monasterio de los Santos Pedro y Pablo, conocido también como Monasterio de Lyáskovets. Ha sufrido ataques enemigos, incendios, terremotos, y se utilizó con fines poco habituales durante la época del totalitarismo, pero a pesar de ello ha sobrevivido hasta nuestros días y sigue atrayendo a creyentes de todo el país. Se cree que el destino de Bulgaria se decidió en ese lugar.
Según la mayoría de historiadores fue fundado en el siglo XII, en el lugar de una fortaleza romana que ya existía desde el siglo II, cuenta Sofía Bózhkova, del centro turístico municipal Tsárevgrad Tarnov. En esa fortaleza se reunieron los compañeros de armas de los boyardos de Tárnovo, los hermanos Asén y Pétar, que organizaron el levantamiento contra el Imperio Bizantino. Tras su victoria decidieron fundar ahí este monasterio.
Con la caída de Bulgaria bajo el yugo otomano, alrededor de dos siglos después, el Monasterio de los Santos Pedro y Pablo fue repetidamente saqueado por los opresores. Pero después de cada incursión enemiga resurgía de sus cenizas, gracias a los esfuerzos de los lugareños. Durante mucho tiempo el monasterio fue dirigido por obispos griegos, ya que la diócesis de Tárnovo estaba subordinada al Patriarcado de Constantinopla. Los griegos expulsaron a los monjes búlgaros y pusieron en su lugar a sus propios clérigos. En el año 1870, con la proclamación de una Iglesia búlgara independiente, nuestros monjes tomaron de nuevo posesión del monasterio.
Este lugar era un punto de encuentro para aquellos relacionados con la lucha por la liberación nacional del yugo otomano que tuvo lugar en la región de Veliko Tárnovo entre los siglos XVII y XVIII”, explica Sofía Bózhkova. En aquella época los monasterios estaban aislados, apartados, ocultos a la vista de los opresores. En ellos se llevaban a cabo actividades educativas y se conservaba el espíritu de Bulgaria. Durante el Renacimiento el Monasterio de los Santos Pedro y Pablo fue un centro de la lucha por la liberación nacional, y en él se gestionaban las actividades de los comités revolucionarios.
En los años 70 del siglo XIX abrió sus puertas al primer seminario búlgaro, pero poco después de la Liberación fue cerrado y convertido en hospital psiquiátrico. En 1913 el monasterio se enfrentó a un nuevo problema, un devastador terremoto que lo destruyó todo excepto algunos edificios. Más tarde fue restaurado y convertido en convento de monjas. El monasterio albergaba también niños sordomudos, una escuela coral eclesiástica, y en época del régimen totalitario, entre sus muros estaban internados las así llamadas “mujeres ligeras de cascos” de Sofía. En realidad, su aspecto actual data de los años 60 del siglo XX, cuando fue completamente restaurado. Actualmente en el monasterio viven tres monjas y una novicia. La iglesia ha sido restaurada, pero no queda rastro de los antiguos frescos. El campanario de más de 30 metros de altura, que fue destruido por el terremoto, fue reconstruido en 1980, y el reloj que hay en lo alto fue un regalo de una patriótica mujer de Lyákovets que reside en el extranjero.
Al traspasar el umbral de la pequeña capilla de la Santísima Trinidad se siente el ambiente de atemporalidad. A la luz del crepúsculo las temblorosas llamas de las velas dibujan en las paredes sombras fugaces de otros lugares y épocas. Se piensa que la capilla fue erigida en el lugar de un altar pagano que más tarde se convirtió en un pequeño templo. Aquí los hermanos Asán y Pétar hicieron el juramento de liberar el país de los invasores bizantinos, después de lo cual erigirían cerca el monasterio como celebración de la libertad. Y así sucedió. Por ello, según la leyenda, si se escribe un deseo en un papel y se consigue ocultar en alguna de las grietas entre las piedras, el deseo se cumplirá. Cientos de visitantes han cubierto las paredes de la capilla con sus esperanzas más íntimas. A la salida del monasterio hay una inscripción, “No me tocaron espada y esclavitud, ni fuego y terremotos. He sido y seguiré siendo espíritu y apoyo de los cristianos".
Versión en español por Marta Ros
Fotos: Veneta Nikolova
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