Según estimaciones de destacados especialistas eslavistas, casi 300 millones de personas en el mundo escriben en cirílico: pueblos eslavos del sureste de Europa, rusos, ucranianos, bielorruso, representantes de decenas de grupos étnicos no eslavos en Rusia como los pueblos de la región del Cáucaso, Siberia, el Lejano Oriente, así como las ex repúblicas soviéticas de Asia Central y Mongolia. Son al menos 50 los idiomas que utilizan o han utilizado en algún momento el alfabeto cirílico. Actualmente, Bulgaria sigue siendo la única representante de este abecedario en la UE. La aportación cultural del país, con sus treinta caracteres cirílicos, es indiscutible ya que hasta el 2007 en el club europeo eran oficiales sólo dos alfabetos: el latino y el griego. En la clasificación de los alfabetos el cirílico está inmediatamente después del latino.
En la hoy pequeña población de Pliska, antaño primera capital de Bulgaria (681-893), hay un complejo cultural e histórico que lleva el nombre sugestivo de El patio del alfabeto cirílico. Es un complejo singular no sólo a nivel nacional sino también mundial. En la parte superior del pesado portón que lleva a su interior están grabadas las palabras “Aquí será Bulgaria”, atribuidas al Khan Asparuj, fundador del Primer Reino Búlgaro (681-1018). En el fondo del patio, velando por las letras y la identidad búlgara, se yerguen, majestuosas, las esculturas del príncipe Boris I El Bautista y de los santos hermanos y co-patrones de Europa, Cirilo y Metodio.
En el jardín, lleno de visitantes, se puede ver a Karén Alexañán, el iniciador de la idea de crear este templo de la escritura bajo el cielo raso. Este armenio de la ciudad de Ereván desde hace 20 años reside en Bulgaria. Es filólogo de formación y un adepto celoso de los valores cristianos. Fue suyo también el proyecto de elaborar las letras cirílicas, de más de dos metros de altura, en Armenia y luego transportarlas a Bulgaria. El trabajo fue encargado a 12 escultores armenios. Las letras, hechas de toba armenia –una piedra de color de teja– , están emplazadas en el césped. Las imágenes y los ornamentos de cada una de ellas contienen su propio mensaje.
Las letras no están dispuestas en orden alfabético –explica Karén Alexañán– . Justo en frente de la entrada forman la palabra “Pliska”, porque quiero que la gente recuerde que por orden del príncipe búlgaro Boris I El Bautista (852–889) Bulgaria fue el primer país en adoptar el cirílico como alfabeto oficial. Por esta misma razón el museo del abecedario cirílico se ubica en Pliska, la primera capital del país, para promover la cultura de la escritura y del cristianismo. El cirílico surgió como alfabeto eslavo eclesiástico, y Bulgaria fue el primer Estado eslavo en adoptar el cristianismo ortodoxo y el cirílico como religión y como abecedario oficial, respectivamente.
De la capilla de San Boris I El Bautista, que se encuentra en un extremo del patio, emana admiración por laobra de este gobernante que convirtió a los búlgaros al cristianismo y los unificó. No es un edificio grande pero aun así cautiva con sus paredes pétreas, el altar tallado y el icono del santo príncipe. A la derecha de la pesada puerta de la capilla hay un jachkar o cruz piedra armenia con inscripción en armenio que reza: “Este jachkar ha sido colocado a la gloria del pueblo búlgaro con motivo de los 1150 años de su Cristianización”.
Tenemos una galería que cuenta en imágenes la historia del alfabeto cirílico –prosigue Karén Alexañán– . Los temas de todos los cuadros están inspirados en la hagiografía de San Clemente de Ojrid, y también en la obra científica del historiador, Prof. Plamen Pavlov, dedicada a aquel período. Estas fueron nuestras ideas, que encargamos a varios artistas búlgaros y en las que ellos pusieron su maestría. Los principales cuadros son de Iván Uzúnov, jefe del Departamento de Pintura de la Universidad de Veliko Tárnovo, de la joven pintora Mijaéla Mijáylova y de Valentín Goleshev. El patio del alfabeto cirílico está lleno de vida. Aquí, al final del año escolar, los alumnos de primer grado de diferentes ciudades de Bulgaria reciben sus certificados. Es, también, un centro espiritual que tiende un puente sobre las fronteras. A finales del pasado mes de mayo acogió el X Festival Internacional Eslavo de Literatura “Abrazo eslavo” durante el cual poetas y escritores de 20 países que usan el alfabeto cirílico leyeron sus obras en medio de las letras, dijo al final Karén Alexañán.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: дворнакирилицата.bg
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