Gestión autoritaria, remuneración baja, deficiencias en la organización del trabajo. Sólo son algunos de los problemas de que se queja una buena parte de los trabajadores en Bulgaria. Los asuntos más acuciantes suelen ser puestos en la mesa de negociaciones con la mediación de los sindicatos. La palabra de los líderes sindicales goza de la confianza y despierta prestigio en la sociedad. Su diálogo con los empleadores y el Gobierno suele transcurrir impetuosamente y orienta la atención a los temas sustanciales que inquietan a las masas de trabajadores en el país.
Según los dirigentes de la Confederación de Sindicatos Independientes de Bulgaria, CSIB, el éxito llega cuando son capaces de persuadir a los gobernantes sobre la necesidad de cambios legislativos en el Código del Trabajo y en la regulación normativa vigente. Los primeros pasos suele darlos el Estado al decidir si podrá resolver solo determinado problema, o bien, encargará la solución a los socios sociales, o sea, a los sindicatos y a los empleadores. La CSIB, apoyándose en datos de la estadística, resumió recientemente los problemas de más urgente solución en el país. Conciernen en gran medida al Estado que es empleador para unas 500 mil personas en edad activa y de titulación universitaria. Sus ingresos, empero, apenas llegan a superar el monto del salario mínimo interprofesional en Bulgaria. Los sectores más afectados son los de la Cultura, la Educación y el terreno espiritual en general en los que el salario medio mensual asciende a unos 250 a 300 euros.
La gran carga la sufrirá el Presupuesto, ya que, a partir del mismo, se deberá asignar el dinero para una remuneración digna de esas personas, señaló Plamen Dimitrov, presidente de la CSIB. Agrega que su central sindical se ha centrado en la protección social de las personas jóvenes y de alto nivel educacional en Bulgaria.
Un 90 % de los nuevos puestos de trabajo que se abrirán en el mercado de la mano de obra en 2018 serán para personas de titulación universitaria. Cuando uno tiene la debida formación debe ser retribuido en forma adecuada. Esta es la razón por la que sugerimos que haya un salario mínimo para la gente de titulación universitaria, distinto al que perciben las personas de un nivel educacional inferior. A estas alturas, una de las acciones más importantes es de encauzar acertadamente las medidas concretas. Si no nos esforzamos por encontrar la fórmula de cómo retener en Bulgaria a las personas jóvenes y de buena formación alentándolas a que trabajen aquí, desperdiciaremos la oportunidad de rebatir el pronóstico del Instituto Demográfico de la Academia de Ciencias de Bulgaria, según el cual, hasta el año 2030, Bulgaria se quedará con una población de 5 millones de habitantes. Ahora nuestra confederación formula propuestas de medidas relacionadas, antes que nada, con los ingresos. Ya es hora de oponernos a hablar de un nivel nuevo y superior del salario mínimo para la gente de formación universitaria que trabaja en su respectiva especialidad. Una persona joven debe saber que tras diplomarse y comenzar a trabajar no cobrará sueldo inferior a los 350 euros y que contará con incentivos para seguir estudiando y aumentando su cualificación, y así podrá duplicar sus ingresos. Se escucharon inmediatamente objeciones a nuestra propuesta de implementar un salario mínimo nuevo para los especialistas de titulación universitaria en algunos sectores de la economía nacional. A los opositores les respondo con datos de la estadística que ponen de relieve que un 95 % de los trabajadores de titulación universitaria cotizan a la seguridad social y sanitaria en base a sueldos superiores a los 350 euros. Lo que pretendemos son medidas que apunten a los jóvenes que accederán en el futuro al mercado laboral. Es importante que esas personas vean que hay un umbral salarial superior, capaz de elevarse y estar en conformidad con los pagos efectivos de personas de buena formación que se desempeñan en el sector económico.
Bulgaria no consigue todavía retornar a los niveles de empleo que tuvo antes de la crisis y así 300 mil puestos de trabajo siguen sin recuperar, dice Plamen Dimitrov. A su juicio, ahora Bulgaria necesita desesperadamente de inversiones, básicamente en sectores capaces de otorgar ventajas tecnológicas y garantizar seguridad y previsibilidad en el trabajo y los ingresos de la gente.
Las cosas se encuentran interrelacionadas pero las medidas deben frenar el éxodo de mano de obra de nuestro país. La herramienta esencial para las inversiones es el dinero europeo en todas sus dimensiones y las políticas capaces de acaparar el interés de inversores privados. La situación en la UE trae ahora la necesidad de mantener un tal diálogo y por esta razón el Gobierno y el primer ministro han de ocupar posiciones más insistentes y más tajantes enfatizando en que para Bulgaria y las zonas más pobres de la UE urgen medidas concretas. Están dispuestos a un diálogo nuevo algunos de los países miembros viejos de la UE. Este diálogo transcurrirá en el contexto de las dificultades que afronta la UE al intentar granjearse la confianza de sus ciudadanos. La recuperación de esta confianza es asunto clave con vistas al porvenir europeo común.
Versión en español por Mijail Mijailov
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