Rusanka Komítova es una de las llamadas “voces de terciopelo” de la región folklórica de Tracia, la mayor de Bulgaria. Se enamoró de la música tradicional a la todavía tierna edad de seis años. En aquel entonces el día en su ciudad natal, Novi Pazar, en el nordeste del país, comenzaba con el programa de Radio Nacional dedicado a esta música.
Hizo sus pinitos en el coro de la escuela, más tarde continuó en un conjunto aficionado en la ciudad de Targóvishte. Su padre fue intérprete de gadulka (un instrumento tradicional búlgaro de cuerda frotada con arco) en un ansamble de la misma localidad. La Escuela de Música de la villa serrana de Kótel la reunió con los maestros más importantes, en la música y en la vida. Se especializó en la gadulka, y más tarde sus profesores Asén Vasilev y Rusi Stáykov desarrollaron su talento para el canto.
El interés de Rusanka por las diferentes regiones folklóricas y sus peculiaridades, como también su experiencia en el arte de la gadulka forjaron su individualidad como cantante. Sus interpretaciones son una mezcla bien medida de ornamentación vocal característica para las regiones folklóricas de Tracia y del monte Strandja, con un ligero “gustillo” instrumental, algo que la cantante logra intuitivamente porque le sale del corazón.
Desde el corazón nacen también sus primeras canciones de autora, que más tarde conforman plenamente su repertorio. Desarrolla al máximo su talento trabajando con una de las orquestas de boda de especial colorido, “Yámbol”, en tándem con su esposo Yanko Komitov. A pesar de haber abandonado la profesión de cantante de bodas, Rusanka sigue siendo considerada una de las mejores intérpretes de este géneromusical.
La primera canción la hice siendo alumna en Kótel –recuerda Rusanka Komítova– . La segunda fue una confirmación de que algo ocurría conmigo y que puedo crear música basándome en mis vivencias. Escribo la letra, la corrijo y la canto. En Radio Nacional de Bulgaria he grabado nueve canciones con la Orquesta de Música Folklórica de la Emisora. Una de ellas, titulada “La hermosa Rusana de tez blanca”, la he escrito a mi hijo. La mayoría de los temas son historias que he vivido. A la familia de mi hermano está dedicada la canción “Gueorgui pastaba su rebaño”. La letra, la melodía y la parte orquestal entre las coplas iban juntas. Mis compañeros de la orquesta me han ayudado mucho. Trabajamos juntos, éramos un equipo creativo extraordinario. Fue algo especial porque creamos la música más tierna, bella y original, de mi propio estilo.
El tema “Gueorgui pastaba su rebaño” sonó recientemente en el concierto Los clásicos de la música búlgara de bodas, con el acompañamiento de la Orquesta de Música Folklórica. Rusanka la ejecutó después de una larga ausencia de los escenarios.
“Todo el simbolismo del concierto me hizo volver a los tiempos cuando la música de boda estaba en su pico más alto–dice la cantante–. Me di cuenta de que aún estaba viva, fue una gran emoción. Hace 20 años que no estoy en la profesión. Después de tanto tiempo sin dedicarme al canto, ver que lo que he dejado se conserva como algo valioso; darme cuenta de que he aportado mi granito de arena para que otros sigan cantando y tocando, eso es una bendición. Ojalá se vayan descubriendo talentos, ojalá haya muchas ideas que sean realizadas”.
“Años atrás había mucha música, había mucho folklore búlgaro, se escuchaba también la música oriental, ambas iban de la mano –prosigue Rusanka Komítova–. En las bodas tocaban orquestas tradicionales, surgieron talentos fulgurantes que eran ellos mismos, como Ivo Papazov, Pétar Ralchev, Gueorgui Yanev… Ahora es diferente. Hay artistas que tratan de tener su propia individualidad pero son muy pocos. Tengo la sensación de que ahora se toca una misma cosa. Se toma algo del pasado, se cambia un poco y ya se vuelve “novedoso”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Rusanka Komítova - “La madre ha criado a nonillizos”
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