Durante este año continuaron los importantes estudios de la ciudad rupestre Perperikón, en los Ródopes Orientales. Mi objetivo principal era ultimar los estudios de la acrópolis, un objetivo que perseguimos durante más de 17 años”, señala el director de la expedición arqueológica, Prof. Nikolay Ovcharov. 

Se trata de la ciudad fortificada en su parte superior. Fue fortificada en la segunda mitad del siglo III durante las invasiones bárbaras. Inicialmente no tenía murallas de defensa pero a medida que aumentaba el peligro de invasores en el Imperio Romano, fueron erigidas gruesas murallas, de tres metros de ancho. En los últimos años nuestra tarea central ha sido precisamente excavar la acrópolis, una tarea nada fácil porque se trata de una enorme área. A pesar de todo hemos cumplido lo que hemos prometido a la sociedad búlgara y al Gobierno, ya que trabajamos con subsidios del gobierno.

Los arqueólogos tenían la tarea de abrirse paso a la puerta norte de la fortaleza para dar por terminado el trabajo en la acrópolis. La ciudad tenía un total de cinco puertas. Todas ellas fueron descubiertas hasta ese momento exceptuando la norte. Era importante, muy importante descubrirla. Ya tenemos la estructura íntegra de la acrópolis y esta es de veras impresionante, señala el arqueólogo y recuerda la historia de siete mil años de Perperikón.

Las raíces de Perperikón se remontan a la prehistoria cuando era un santuario, durante la época de Bronce se convirtió en un enorme centro de cultos, en el II milenio antes de Cristo. Precisamente durante la época Romana en Perperikón se construyó la infraestructura, las calles, las plazas, los templos, los edificios, etc. Siguió siendo así durante el Medioevo después de muchas reconstrucciones. Ahora, después de haber estudiado cada rincón de la acrópolis podemos decir que en él hay 40 enormes edificios públicos y viviendas y su longitud alcanza unos 27 -30 metros. Tenían entre dos a tres pisos. Muchos de estos edificios tenían carácter público, otros eran edificios de viviendas. Además, en la Acrópolis y cerca de ella identificamos cuatro templos paganos. Se trata del templo de Apolo, del Jinete de Tracia, del dios iraní, Mitra. Y, desde luego, el gran templo del dios Dionisio, en que comenzó la historia de Perperikón.

Además, los arqueólogos lograron investigar un enorme depósito de agua, una cisterna excavada a una profundidad de 4 metros y medio en las rocas. En su fachada, que da a la calle central de la vía romana central, se aprecian bloques de piedra tallados con gran precisión y con adornos en relieve. En Perperikón el agua se guardaba en enormes depósitos. La cisterna que acaban de encontrar los científicos resultó ser no solo el lugar donde se recolectaba el agua, sino que por su bella fachada desempeñaba el papel de un edificio representativo en la entrada de la ciudad. Allí probablemente hubo una fuente de la cual los viajeros podían beber agua.

Cerca de la cisterna, a unos 30 metros de ella, los científicos dieron con los restos de un impresionante edificio. Cuando limpiaron el terreno vieron sus muros. El edificio está hecho de bloques de piedra, de forma excelente. Se trata de un tipo de construcción que denominamos estilo de Perperikón. Se trabaja con enorme bloques de piedra de los cuales se hacen tanto murallas de fortalezas como edificios. Los constructores eran grandes maestros y daban excelentes formas a las superficies. En la primera semana quedó claro que hemos dado con una iglesia del paleocristianismo, ya que se perfiló la ábside del edificio y el altar. No era nada fácil investigar este “monstruo” arquitectónico, por así decirlo. Afortunadamente nos ayudan excelentes trabajadores de las aldeas alrededor de Perperikón y diría que hicimos lo imposible para limpiar la tierra de este enorme edificio de 34 metros de largo y 14 de ancho.

Algo importante: la iglesia era episcopal. Un testimonio de ello son los bancos de piedra en los cuales se sientan los obispos durante la misa. Fue descubierto el fundamento de un ambón desde donde los obispos proclamaban el Evangelio.

Versión en español por Hristina Táseva