La nueva Agencia Europeas de Guardia de Fronteras y Costas inició oficialmente su andadura el pasado 7 de octubre en territorio búlgaro y actualmente más de 190 oficiales de la misma están vigilando no sólo la frontera de Bulgaria con Turquía, sino también la que este país tiene con Serbia. Esto no ha impedido que en los tres días posteriores al viernes pasado en las ciudades de Jarmanli, Sofía, Burgás y Samokov se organizaran una serie de concentraciones de protesta contra los migrantes. La gente se siente preocupada no sólo por el aluvión de refugiados en las fronteras, sino también y con pleno fundamento, por los que ya han sido acogidos en este país.
Según datos del Ministerio del Interior, sólo en la semana desde el 29 de septiembre hasta el 6 de octubre de 2016, en Bulgaria han sido registrados nuevos 498 migrantes, con los cuales el número de los migrantes entrados a Bulgaria en lo que va de año asciende a 15 164. Una buena parte de los extranjeros no desean permanecer en los centros de acogida de la Agencia Estatal para los Refugiados, ya que los mismos están atestados y su ocupación es de un 106 %. En la semana en que entraron en Bulgaria, los citados 409 migrantes, otros 594 abandonaron los centros de alojamiento y se mueven por el país en forma caótica y sin recursos, y esto, lógicamente, preocupa a la población búlgara. Resulta aún más dramática la situación en los centros del Ministerio del interior para alojar a personas peligrosas y a tales cuya nacionalidad se deberá ir comprobando. Allá la ocupación real de los recintos es de un 168 % y así han sido alojadas 1587 personas, siendo el cupo efectivo para 940. Siempre en esa misma semana de Bulgaria han sido repatriadas apenas 20 personas.
La protesta en Sofía fue organizada a través de Facebook por un grupo de nacionalistas que se autodenominan “Movimiento de Resistencia Nacional”. Los centenares de personas que se hicieron eco de su llamamiento gritaban en la zona céntrica de Sofía, “Bulgaria para los búlgaros” y exigían la liberación del país de los islamistas. Los adversarios de la acogida de migrantes han anunciado su intención de organizar patrullas cívicas para la protección de los vecinos de la capital. La concentración de protesta en Jarmanli ha sido la segunda de los últimos siete días y apuntaba, según los participantes, contra “los desmanes de los migrantes y la pasividad de la policía”. La citada localidad tiene una población de escasos 10 mil habitantes y en ella se encuentran alojados y se mueven libremente 3500 refugiados. Se ha anunciado la convocatoria de una nueva contratación pública para la construcción de otras casitas para el alojamiento. Los habitantes insisten en que sea incrementado el número de los policías y se cree un campo de tipo cerrado.
En la ciudad costera de Burgás, la protesta apuntaba contra la creación de un centro para refugiados en la aldea de Zvezden, a unos 40 kilómetros de la ciudad, pero los participantes han reclamado la limpieza de migrantes en todo el país. Fue idéntica la causa que defendieron los participantes en la protesta en Samokov, aunque desde el Ministerio del Interior aseguren no tener la intención de abrir allá un centro para refugiados.
Manifestaciones de protesta motivadas por las mismas preocupaciones también ha habido anteriormente, pero en algunas de las acciones más recientes se ha notado con nitidez una politización del descontento. La concentración en Sofía estaba dirigida por el nada desconocido Petar Nizamov, quien había cobrado escandalosa fama unos meses atrás por atrapar y atar a refugiados con bridas para cables. En su discurso ante los participantes, él reclamó la expulsión de todos los refugiados que hayan obtenido sin fundamento algún derecho a asilo, llevar a los tribunales a los culpables por la extensión de documentos ilegales a los refugiados, imponer veto sobre los compromisos asumidos por Bulgaria en el marco del Acuerdo de Dublín y convocar protestas efectivas para derrocar al Gobierno si estas peticiones no se llegaban a cumplir.
A esta etapa, las manifestaciones de descontento no son especialmente numerosas y tienen carácter local antes que envergadura nacional, pero su idéntica motivación, su frecuencia y los intentos por politizarlas, y, para colmo, con reivindicaciones radicales, sugieren que, probablemente estas manifestaciones tendrán una escalada e irán radicalizándose. El momento y la situación en el país resultan propicios para una tal evolución. Está en marcha una campaña de cara a las elecciones presidenciales y el referendo nacional, y la situación política se encuentra de por sí agudizada. Ya los días y semanas siguientes pondrán de manifiesto si las cosas seguirán semejante rumbo. No es de descartar que la intensificación de los debates preelectorales se vea acompañada de nuevas manifestaciones contra los refugiados. En Sofía está convocada para el próximo viernes otra concentración de protesta en el barrio capitalino Liulin, y, una semana más tarde, nuevamente en la zona del Puente de los Leones, zona que se ha afirmado como un lugar predilecto para las manifestaciones de descontento en el mero centro de Sofía.
Versión en español por Mijail Mijailov
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