La visita de trabajo a Bulgaria del presidente de Macedonia George Ivanov ha evocado estos días los contactos próximos entre los dos países pero también ha resaltado los problemas que los aquejan. La Academia de Ciencias de Bulgaria otorgó al distinguido visitante el título de Doctor Honoris Causa por su contribución a la ciencia jurídica, la educación, la cultura y la vida pública. Este galardón puede ser concebido asimismo como un elemento de la aproximación entre las academias de ciencias de los dos países que desde hace tres años vienen celebrando juntos, el día 24 de mayo, la fiesta de los isoapóstoles eslavos San Cirilo y San Metodio. Este año han sido sendas expresiones de esta aproximación una exposición en Sofía sobre el movimiento de los bogomiles y sus obras literarias y la presentación de un compendio científico sobre el modernismo en las literaturas búlgara y macedonia en el siglo XX.

Éstas, y varias otras más manifestaciones de celebración conjunta de acontecimientos comunes para los búlgaros y los macedonios, resultan sin embargo, insuficientes para la firma del tan ansiado desde hace años Tratado de Buena Vecindad y Cooperación entre los dos Estados.

En su conversación con su homólogo macedonio el presidente de Bulgaria Rosen Plevneliev señalaba que el camino hacia la firma de esta tratado debería ser recorrido en aras de la amistad y la cooperación. Es similar la posición de Geoerge Ivanov quien , entrevistado por un medio informativo búlgaro, ha comentado que ya se ha perdido mucho tiempo para la firma y que un texto que ha de ser coordinado por los dos países no puede ser un obstáculo ante el fomento de los lazos bilaterales. En la firma de este tratado insistió hace una semana también el presidente electo de Bulgaria, Rumen Radev. Ahora, al reunirse en Sofía con el presidente macedonio, Rumen Radev aseguró que obraría por una continuidad en la política respecto a Macedonia.

La continuidad en la política con respecto a Macedonia, implica, entre otras cosas, la permanencia de la exigencia de Sofía de que el Tratado de Buena Vecindad sea suscrito como condición para el respaldo de Bulgaria a la causa de la integración de Macedonia en la UE y en la OTAN. Ha habido sensación de que también hay continuidad en la política de Macedonia con respecto a Bulgaria, tras haber comentado el presidente macedonio que Bulgaria, a semejanza de Croacia y Eslovenia, debería incrementar su compromiso con los países de los Balcanes que aún no forman parte de la UE.

En última instancia, empero, la firma de un Tratado de Buena Vecindad no es de la incumbencia de los jefes de Estado sino que es acto que corresponde a los gobiernos de los dos países, que están a punto de ser cambiados. En Macedonia emergerá un nuevo Ejecutivo tras las elecciones anticipadas en diciembre. También se espera pronto un gobierno nuevo en Sofía que, muy probablemente, será , primero, un gobierno interino y de poderes limitados para pactar tratados internacionales.

Debido a ello ,y a pesar de las buenas intenciones expresadas esta semana en Sofía por los presidentes búlgaro y macedonio Plevneliev e Ivanov, respectivamente, el Tratado de Buena Vecindad entre los dos países se queda, de momento, justo en el terreno de estas buenas intenciones.

Versión en español por Mijail Mijailov