Desde el momento en que nacen, nuestros hijos se convierten en una parte inseparable de nuestros pensamientos. A diario nos preguntamos cómo asegurarles una buena vida, educación, salud y seguridad. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos no siempre somos capaces de preverlo todo y protegerlos de los problemas, porque puede que nosotros mismos no estemos preparados para asumirlos y gestionarlos. Uno de ellos es la dislexia: dificultad con las palabras en lo referente a lectoescritura. No hay que considerarla una enfermedad, sino más bien una forma distinta de percibir el mundo, y en cada persona los síntomas pueden variar. A continuación les reunimos con la joven Kristina Kóstova, creadora de un tipo de fuente tipográfica que ayuda a personas con este problema a percibir y comprender mejor los textos que leen. Le hemos preguntado por qué los niños con dislexia no se relacionan lo suficiente con el mundo que les rodea.
En mi opinión es porque los profesores no están bien informados, ya que lo consideran más bien un retraso del desarrollo. Diagnosticar algo como esto requiere tiempo y especialistas. No es necesario que el profesor realice toda la investigación y el diagnóstico, sino más bien que pueda dirigir a los padres hacia la investigación necesaria. También debe prestar atención a algunos síntomas tempranos, sin interpretarlos como un retraso ni etiquetarlos.
Los síntomas más reconocibles se pueden descubrir en los dictados que todos hacemos los primeros años de colegio. En ellos se puede ver que, mientras escriben, algunos niños cambian letras en las palabras que escuchan. En la lectura igual, a veces pronuncian palabras que para ellos son visualmente parecidas a las que deben decir. No hay que hacerles observaciones sobre que piensan de forma distinta, ya que para ellos se trata de algo más avanzado, no pensamiento verbal. Si nos centramos sólo en que ellos ven las cosas de forma diferente se puede agravar el problema y que rechacen tratarlo. Para trabajar con estos niños con seguridad hacen falta grandes dosis de paciencia, comprensión y tolerancia, cualidades que no todos los maestros tienen siempre. Hasta cierto punto es comprensible, ya que su trabajo es pesado, mal pagado y a menudo tienen que tratar con arrogancia, prepotencia y desprecio por parte de los alumnos, pero esto no debe afectar a su actitud hacia el resto.
Además de la tipografía, Kristina ha creado la página web desde la que ésta se puede descargar e instalar en un ordenador o una tablet. Está trabajando también en una versión en inglés que pronto estará disponible:
Ahora mismo además de la tipografía hay una página adicional en la que reúno consejos útiles tanto para diseñadores como para padres y profesores, así como para disléxicos que ya son mayores y se orientan fácilmente en Internet. Hay consejos de diseño para facilitar la lectura, y uno se puede descargar la fuente para su libro electrónico o el programa de procesamiento de audio en un archivo de texto, para así poder escuchar el libro.
El deseo de ayudar a otros siempre es una ocasión para agradecerse a uno mismo no haber olvidado lo que es ser humano. Vale la pena intentar ser mejores, más compasivos y más auténticos, y apoyar cualquier idea que tenga sentido para nosotros y que sabemos que hará sonreír a alguien. Como por ejemplo, leer que alguien le quiere y que le alegra que sea parte de su vida.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: adysfont.com
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