Musiana es una chica de 9 años y vive en una ciudad de unos 12 mil habitantes en el noroeste de Bulgaria, una región que económicamente es la más atrasada en el país y también en Europa. En el mundo de la chica la escuela lo era todo pero, con el paso del tiempo ella se vio forzada a abandonar su educación para atender a los trabajos agrícolas de la familia. Sus padres le prohibieron frecuentar la escuela, en un principio por espacio de un mes pero, probablemente, ella dejaría de ir al plantel en todo el año lectivo. Lo determinante en el caso de Musiana fue la intervención del director de la escuela local quien consiguió persuadir a los padres de la niña a que la dejaran frecuentar nuevamente la escuela. De esta manera, con la intervención del director quedaba resuelto el problema causado por abandono escolar. Son numerosos los ejemplos como éste, y tras la larga ausencia todos los maestros y profesores les ayudan a los alumnos con horas complementarias de clases para que así sus pupilos puedan recuperar lo perdido. Sin embargo, miles de otros niños dejan de ir un día a la escuela y luego nadie los hace volver a las aulas. Las causas son muy diversas pero las más de las veces esto ocurre por la pobreza, por la inexistencia de valores pero también por una falta de comprensión y respaldo dentro del propio sistema de Educación.

Los voluntarios de la fundación “Juntos en el aula” están ofreciendo asistencia a los directores de escuela y a los niños de los pequeños núcleos poblaciones en las regiones atrasadas de Bulgaria. Su programa “Persona ejemplar” atrae a búlgaros jóvenes que retornan a la patria tras finalizar estudios universitarios en el extranjero, están dispuestos a ocupar plazas en la esfera del magisterio y van contribuyendo a cambiar el sistema. El regreso del extranjero de decenas de búlgaros jóvenes y su involucración en la causa no es una panacea para frenar el abandono escolar. No obstante ello, ayuda, a ciencia cierta, a que muchos niños amplíen sus intereses y entiendan mejor lo que les espera tras graduarse, sintiéndose al mismo tiempo inspirados en el ejemplo personal de búlgaros jóvenes de éxito.

Evguenia Nestorova, maestra de escuela en la ciudad de Novi Iskar, próxima a Sofía, hablará ahora del gran amor y veneración que siente por el magisterio. Tiene 23 años de edad y se ha graduado recientemente por una universidad de Londres en la carrera de Historia del Cine.

Ya en el momento en que me dirigía a Londres sabía que después retornaría a Bulgaria, porque siempre le he tenido mucho cariño a mi país y, además, me constaba que necesitaba de un cambio. Siempre he buscado la forma de ser de utilidad, de aportar mi granito de arena a este cambio. Fue así como me topé con la fundación “Juntos en el aula”, cuyas ideas coinciden con mis valores porque esta fundación procura encontrar las deficiencias mayores en nuestra sociedad para luego subsanarlas. Según las observaciones hechas por expertos, los estudiantes de las regiones de mayor pobreza en Bulgaria se rezagan en su formación en al menos tres años frente a sus coetáneos de las grandes urbes. En la escuela en que estoy enseñando hay actualmente unos 800 niños que frecuentan nuestro plantel con mucho deseo, pero, el atraso, en su conjunto, es palpable. Contribuir al progreso de estos alumnos se ha convertido en objetivo personal mío. Me enamoré de la profesión del docente que me mueve a cambiar a diario. Esta profesión no la puedo comparar con otra alguna. El contacto con tantos niños es igualmente un incentivo en mi labor .Nos planteamos objetivos distintos en función del grado de estudios de los alumnos. A mis reuniones con los alumnos suelo dedicar mi atención toda y mi corazón, y esto me protege contra la comisión de errores involuntarios en el proceso didáctico.

Evguenia ha tomado conciencia del hecho de que cada una de sus frases y réplicas, y cada acto suyo, repercuten en los alumnos. Se ha transformado en una verdadera “persona ejemplar” por la experiencia que ha acumulado en el extranjero y por los ánimos que le da el dominio de la lengua extranjera perfeccionada durante sus estudios en Gran Bretaña.

Es también un ejemplo similar, contagioso por el éxito, el de Maya Stoyanova-Warner, quien trabaja actualmente en el marco del programa “Juntos en el aula” y trata de captar para la causa a nuevos maestros y profesores.

Postulan a participar en este programa personas de muy variada experiencia anterior, que no han trabajado con menores de edad. A todos los candidatos adecuados pero sin cualificación ofrecemos una formación complementaria a fin de que lleguen a estar preparados para los restos en la escuela. Lo que me motivó a mí para solicitar una participación en el programa fueron los comentarios de la primera promoción de profesores de escuela que habían entrado en las aulas en 2011. He leído información sobre su experiencia y motivación. y he notado la satisfacción con la que estos profesores se refieren a los resultados registrados con sus alumnos. En aquel momento irrumpieron en mi mente recuerdos de mi propia vida estudiantil en la escuela y en un momento me imaginé que mi trayectoria en la vida hubiera sido distinta si no hubiese tenido yo por enseñantes, justo a mis profesores de escuela. Frecuentemente comento ante mis alumnos lo que había significado para mí mi profesora de inglés en el liceo. No es secreto para nadie el que el dominio de una lengua extranjera le abre a uno muchas puertas para su realización.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos. Archivo personal