“El saber es una auténtica riqueza, quien estudia su ignorancia repudia y así progresa”, dice una sentencia popular que incluso hoy en día los padres no dejan de hacérsela recordar a sus vástagos. En los años de la transición político-social en Bulgaria ha ido cambiando notablemente el sistema de valores y ético de la nación búlgara. Hay, sin embargo, un rasgo que persiste sin una gran alteración y, es el afán del saber y el respeto por las instituciones educativas.
El primer día de clases que es, desde hace decenas de años, el 15 de septiembre, se sitúa al lado del resto de fiestas del espíritu, la escritura, la educación y el despertar, de las que, como búlgaros, nos enorgullecemos. El 15 de septiembre la atención se centra en los párvulos que se estrenan como alumnos. Cada plantel, mucho antes de iniciarse el nuevo año escolar, ya conoce el número de sus futuros párvulos. Para muchos de ellos, en distintas localidades se ha previsto una preparación especial en el aprendizaje de la lengua búlgara, fundamental para su formación posterior. Esta preparación será indispensable para los niños cuya lengua materna no sea el idioma búlgaro y los que hayan pasado una buena parte del anterior año escolar en un país extranjero acompañando a sus padres. Se espera que a raíz de la implementación de un nuevo mecanismo para incorporar a los menores de edad, el número de los párvulos en el nuevo año escolar, supere la cifra de 80 mil. Según el ministro de Educación, Krasimir Valchev, el propósito esencial ahora es abarcar a todos los niños en los establecimientos de educación preescolar y escolar. Según el ministro, la necesidad más urgente es la de cambiar los métodos de enseñanza en la escuela búlgara.
Los directivos de la Escuela número 105 “Atanás Dalchev” de Sofía llevan ya tiempo encarrilados por el camino de las innovaciones y los cambios. Es indicativo de sus éxitos el número elevado de párvulos que en este año escolar sumarán unos 130. Rumiana Túneva lleva años de maestra de primaria en esa escuela y bien conoce las emociones fuertes que se apoderan de los niños el primer día de clases. Dice, sugiriendo su receta para sobreponerse a estrés y el miedo al cambio, lo siguiente:
Procuro persuadir a los futuros alumnos de que uno no será capaz de ejercer cualquier trabajo −de médico, de piloto, de profesor de escuela−, si no esté preparado, si no haya estudiado. La escuela es el lugar fundamental en el que uno va acumulando conocimientos. Hay que crear ánimos de comportamiento positivo por la escuela y por el estudio. Importa mucho que el futuro párvulo haya conocido con anterioridad a su maestro y la escuela para que cuando llegue a ésta se vea rodeado por un ambiente familiar. También este año en la cartera del párvulo habrá libros de texto, cuadernos y, asimismo, algún juguete que le infunda valor y le haga compañía en la escuela. Sin embargo, hay, igualmente, cosas más importantes. El niño debe acudir a las clases con un ánimo alto y confiado de sí mismo. Debe saber que el aula es el recinto en que cualquier niño puede cometer, sin preocuparse, errores y luego aprender de ellos. Algunos niños se sienten más cohibidos y temerosos a que puedan cometer errores. En eso corresponde al maestro o profesor enseñarles que los errores no son algo malo, sino que son peldaños inevitables hacia el éxito. Para el profesor de escuela los niños son el corrector diario en su labor. Los chicos nos enseñan a ser más empáticos, más pacientes, más abiertos al mundo. Un buen profesor de escuela se forma durante toda la vida. Se hace maestro y profesor de escuela el hombre que lleva en sus entrañas cariño por los niños y una paciencia infinita. Es una persona siempre dispuesta a ir aprendiendo, ya que algunos de los alumnos poseen un mayor número de recursos informativos que sus maestros.
Las tradiciones búlgaras de recibir el 15 de septiembre a los alumnos en la escuela con pan y miel simbolizan las grandes expectativas que nuestro pueblo suele cifrar en los jóvenes y en la Educación, dice Rumiana Túneva, maestra de primaria en la Escuela número 105, de Sofía y continúa: El primer día de clases es imposible prescindir de las sonrisas infantiles, del buen humor y de la seguridad de que los niños se desarrollarán con éxito en la escuela. Los párvulos están en el centro del ambiente festivo en el acto de apertura del nuevo año escolar, al que asisten todos los estudiantes del respectivo plantel. A los niños que se estrenan en el estudio escolar se les brinda una alegre acogida y son colmados de aplausos, y sienten así que no han pasado desapercibidos. A mis colegas, maestros y profesores de escuela quiero insuflarles valor, ya que el magisterio le enfrenta a uno a retos cada día. Les deseo que confíen en sí mismos y sepan que serán capaces de cumplir su noble misión de enseñantes.
Versión en español por Mijail Mijailov
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