En uno de los valles más importantes del Monte Ródope, el de Chépino, en una cumbre de difícil acceso, se yergue la fortaleza medieval Tsépina. Los estudios arqueológicos de la misma se iniciaron en el año 1960 y, en 1966, se le declaró Patrimonio Cultural Inmueble de importancia nacional. Según los arqueólogos, la zona había sido habitada ya a finales del quinto milenio antes de Cristo. Velichka Matsánova, historiadora, explica que los testimonios escritos de los siglos del XII al XIV han contribuido a desvelar los arcanos de Tsépina.
Reviste gran importancia como documento y fuente testimonial la cédula de donaciones, emitida en 1220 por el déspota Alexii Slav del monasterio de Melnik de la “Santa Virgen Spileotisa”, guardada en el monasterio de Vatopediou en el Monte Athos. En la cédula Alexii Slav dejaba constancia de que se trasladaba de Tsépina a Melnik. Así la fortaleza se convirtió en residencia de verano del citado déspota. Stefan Zajariev, destacada personalidad renacentista búlgara, literato y estudioso de las regiones de Bulgaria, fue el primero en referirse en 1870 a la existencia de una antigua fortaleza y un monasterio en Tsépina. También se interesó por la fortaleza el lingüista y historiador ruso, Polichronio Agapievich Sirku, quien descubrió en uno de los templetes de la fortaleza una puerta de altar e iconos de mármol en relieve de los apóstoles San Pedro y San Pablo, actualmente expuestos en el Hermitage.
Velichka Matsanova cuenta asimismo cómo fue la fortaleza Tsépina, cuyas ruinas son sendos testimonios de una variada vida en épocas muy pretéritas.
En el primer milenio antes de Cristo poblaba la porción noroccidental del Monte Ródope la tribu tracia de los besos. Los besos convirtieron el pico rocoso en un santuario de tipo abierto. Se han descubierto varios hogares de culto en los que los besos practicaban sus ritos. Los vestigios descubiertos de objetos de cerámica decorados con motivos zoomorfos y antropomorfos evocan la variada actividad religiosa y la vida espiritual de los besos, que fueron los últimos en convertirse al cristianismo de todas las tribus tracias.
Esto ocurrió a finales del siglo IV, en el año 396.en el lugar del santuario se construyó una basílica cristiana de tres naves, de la cual se han conservado la nave del medio y la ábside.
En las inmediaciones de la basílica, durante dos siglos, el V y el VI, se fue formando un complejo monasterial y para atenderlo se construyeron más de 26 edificaciones residenciales.
Una serie de artefactos son sendos testimonios de la actividad religiosa. Revisten interés la ámpula de plomo para aceite santo y las efigies de santos en el sello de un patricio. La región del Monte Ródope se mantuvo en el marco del Imperio bizantino hasta el acceso al poder del zar Kaloyan, quien nombró regidor de la región a su pariente Alexii Slav, una de las personalidades más destacadas en la historia medieval búlgara y balcánica. Tras la muerte del zar Kaloyan y la usurpación del poder por parte de su sobrino Boris, Alexii Slav se proclamó soberano independiente de la porción noroccidental del Ródope, con Tsépina por capital transformada en una fortificación.
En la ciudadela estaba situado el castillo del soberano, con su torre defensiva y con una edificación representativa con depósitos subterráneos de agua.
El déspota Slav mandó construir en el núcleo urbano dos templetes decorados con frescos y con suelos de ladrillos en los que se aprecian unas cruces incrustadas.
Tsépina fue desarrollándose en aquella época como centro principal de la vida administrativa, económica y cultural de esa zona del monte Ródope. Tenía oficios artesanales bien desarrollados y mantenía contactos comerciales con los vecinos países”.
Según la historiadora, en los numerosos siglos de su existencia la fortaleza Tsépina se mantuvo inexpugnable. Los propios cronistas bizantinos la describían como “muy bien fortificada” y “completamente inexpugnable”.
Tsépina sigue hasta hoy en día guardando sus secretos en un terreno muy accidentado y de gran desnivel. No se han estudiado aún los locales cuartelarios descubiertos allá. En cambio, han sido estudiadas y conservadas las ruinas más importantes de la Antigüedad Tardía y de la Edad Media. Al pie de la colina en que se yergue la fortaleza funciona un Centro de Información en el que se exhibe una colección museística en la que es evocada la historia de Tsépina y se muestran hallazgos de las excavaciones arqueológicas.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Svetlana Dimitrova
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