Hasta el 18 de mayo se puede ver en la galería “Loran” de Sofía una exposición representativa del pintor Ivan Trichkov (1892 – 1959). A principios del siglo XX era popular en Bulgaria, sin figurar entre los nombres más destacados. Más tarde fue olvidado y cayó en desgracia. En 2017 se cumplieron 125 años de su nacimiento, pero la exposición se hace ahora porque ha sido complicado reunir sus obras, dispersas por muchos lugares y a menudo sin la suficiente apreciación de su valor.
Ivan Trichkov es conocido principalmente como paisajista. Sus propios contemporáneos lo llaman “maestro del paisaje de montaña, explica la artista Mariana Avramova. Esto se puede ver claramente en la exposición: en ella hay vistas de Rila, Pirin, Stara Planiná, el valle del río Maritsa… Y precisamente por eso el título de la exposición es “La hermosa naturaleza de Bulgaria”.
La vida del artista no fue sencilla, añade Mariana Avramova. Ivan Trichkov nació en Vratsa y estudió en la Academia de Arte. Por razones sociales y personales interrumpió sus estudios. Participó en la Guerra Balcánica y en la Primera Guerra Mundial, y después de ello no pudo terminar sus estudios en la Academia. Más adelante, durante un período bastante largo de su vida, trabajó como funcionario en diversas instituciones estatales, incluso como delineante. Dio clases muchos años en un colegio, hasta que dejó el trabajo y se dedicó únicamente a su arte. A finales de los años 30 ya era conocido y sus obras, apreciadas. Entre sus admiradores había personas de las clases altas y del palacio real, embajadores y escritores. Fue un artista extremadamente prolífico, del que hay registradas 22 exposiciones.
Tras los cambios en Bulgaria en 1944 – 1946 (inicios del socialismo al estilo soviético), el destino del artista viró bruscamente de nuevo. No era un gran opositor del nuevo sistema ni de su “realismo socialista”, pero no se adaptó muy bien al mismo. Empezó a haber opiniones muy distintas sobre él, cuenta Mariana Avramova.
A unos les gustaba, a otros no. Decían que su arte no era educativo. Probablemente en cada crítica había algo de verdad, y lo cierto es que él era cercano a Palacio. Naturalmente, no hay documentos de archivo sobre eso en esas fechas. Trichkov cayó en desgracia, pero en comparación con el destino de otros artistas, él no fue a la cárcel ni sufrió represalias, simplemente el interés hacia él decayó, y de un día para otro se vio forzado a llamar a las puertas de sus amigos y conocidos para ofrecerles sus obras casi regaladas.
Ivan Trichkov siguió pintando hasta el final de su vida. Viajaba por Bulgaria y recreaba aquello que le gustaba. Era uno de esos pintores que constantemente siguen su instinto para recrear la naturaleza. Ese era su género, apenas hay obras suyas que no sean paisajes. Hasta cierto punto logró cambiar los paisajes, incluir en ellos otras figuras, algún tipo de presencia humana, porque se le criticaba que en sus obras no había movimiento. Trichkov no se comprometía consigo mismo como artista. Sus obras más tardías tienen el mismo resplandor poético, incluso más enriquecido. Su última exposición fue solo un año antes de fallecer.
La presente exposición en Sofía viene acompañada por un catálogo que en realidad es la primera publicación de Iván Trichkov. Hasta ahora no ha habido otras publicaciones dedicadas totalmente a su vida y obra. Por eso estamos satisfechos con esta combinación de exposición y catálogo, porque podemos ofrecer algo más de información sobre el autor, dice Mariana Avramova.
Trichkov tenía una percepción exacta y un sentido natural e innato para los motivos de naturaleza. Sus obras sugieren una sensación de realidad sin fin, escribe la artista en este primer catálogo dedicado al pintor.
Versión en español por Marta Ros
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