“Margarito Duarte estudió poco pero se ilustró engullendo con pasión literaria cualquier texto con que se topaban sus ojos. A los 18 años de edad, ya escribano en el municipio, se casó con una chica hermosa que se murió poco después de nacerles la primera hija”. Es un fragmento de “La Santa” emotivo cuento de Gabriel García Márquez. La historia extraordinaria, proporcionada de manera tan magistral por su autor, no puede dejar impasible a quien la lea. La obra de Márquez ya tiene su reencarnación teatral en escenario búlgaro. Las funciones ofrecidas hasta ahora suman una decena y se han hecho ante un público que abarrotaba la sala enmudecido ante el talento del actor Svetozar Knezovski. Es suya la idea de que su nuevo mono espectáculo despierte en el espectador contemporáneo pensamientos filosóficos y espirituales. La directora del espectáculo es la profesora Diana Borisova quien tiene el mérito por haber introducido en la pieza el sutil humor con el que Márquez describe a sus protagonistas. Concretamente en cuanto a la energía, el espectáculo se encuentra cargado de caridad y de la sensación de una esperanza de que ocurrirá el milagro, dice el joven actor Svetozar Knezovski.

En esta puesta en escena uno ve el trabajo de una persona joven que opta por lo espiritual. Hemos puesto en escena este texto movidos por la idea clara de que la sociedad búlgara actual necesita de que se le cuenten tales historias fabulosas que le impriman la sensación de fe y de que ocurrirá el milagro. Es que, en definitiva, el milagro está ocurriendo a diario en derredor nuestro pero nosotros lo pasamos por alto. La historia de Margarito duarte y de su hija imperecedera, como también su perseverancia en luchar por que ésta sea canonizada santa, representan, de hecho el motivo para hablar sobre todas las virtudes humanas que este protagonista imaginario lleva en sus entrañas. Este padre lo inventó Márquez precisamente por ello, para darnos la sensación de esperanza. Lo que constatamos con la directora del espectáculo cuando preparábamos las réplicas-una de las cuales alude a la falta de santidad en la época moderna- es que esto ocurre justamente por el hecho de que los seres humanos se van distanciando cada vez más a menudo de su mundo interior. La gente se vuelve cada vez más superficial y de manera cada vez más frecuente se van centrando en las cosas materiales: el dinero, la ropa, los coches. Cada vez menos la gente se pregunta si se ha convertido en gente buena. Tengo una hija, se llama Liuba y cada vez que me preguntan cómo está ella y a qué se dedica, respondo obligatoriamente que mi hija ya va emitiendo señales de que será una buena persona. Esto es lo único que, como padre, le pido a ella. La profesión que elegirá, la forma en que transitará por el mundo, son cosas suyas propias de ella. Lo único que pretendo es que lleve en sus entrañas las virtudes esenciales de la sociedad humana, existentes en todas las religiones: compasión, caridad, respeto a los valores espirituales.

Todo esto está presente en nuestras vidas pero nosotros nos empeñamos constantemente en arrinconarlo, dice el actor y agrega que por medio de sus mono espectáculos intenta hacernos recordar precisamente estas virtudes.

En esto no tienen cabida e egocentrismo ni el mero egoísmo, esos sentimientos que están mutilando el alma humana. Cuando salgo al escenario, como también tras terminar el espectáculo, al escuchar lo que opina el público yo mismo siento que mi trabajo ha tenido razón de ser. La satisfacción por haber hecho bien mi trabajo me mueve a sentirme a las mil maravillas en mi propia piel. Hay cierta energía que me está acompañando a través de los años y me siento como una persona feliz y con éxito. Cuando visité el Vaticano, por mi estudio teatral anterior a la puesta en escena del espectáculo, el Papa Francisco me trató increíblemente bien y tuvo igual postura ante lo que le dije que yo estaba haciendo. Luego estuve conversando en la plaza, durante un largo rato, con uno de los cardenales y también obtuve la bendición de éste para el espectáculo. En toda mi estancia en el Vaticano disfruté de un trato muy cordial y sentí muestras de mucha alegría de que alguien en alguna parte iba a plantear un tema vinculado con su vida y dedicado a la filosofía de las religiones principales.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal