Las carreteras en Bulgaria representan un problema grave tanto para la población como para las autoridades. Simplemente, distan mucho de ajustarse a la noción moderna de carreteras y autopistas, aunque en este país el parque automotor rebasa la cifra de 2 millones 700 mil vehículos para una población de menos de 7 millones de habitantes. Según lo reconocen las propias autoridades, un 40 %, aproximadamente, de las carreteras nacionales se encuentran en un estado insatisfactorio. El Ejecutivo muestra tener una visión bien clara de esta situación crítica y está haciendo todo en la medida de sus fuerzas por conseguir dinero para resolver el problema. En este año se ha dado luz verde a obras de reparación, reconstrucción y construcción de nuevas carreteras de una longitud total de 709 kilómetros de la totalidad de los 20 000 kilómetros de arterias viales en el país, obras que tendrá un coste récord, de 1900 millones de euros. Se espera que en virtud de las nuevas inversiones se vaya a afianzar la tendencia positiva a la disminución de las víctimas de los accidentes de tráfico, las cuales en 2018, resultaron un 11 % menos que las registradas en 2017. Persisten como causa fundamental para estos siniestros viales las infracciones cometidas por los conductores a quienes se debe casi un 97 % de los accidentes ocurridos. Sin embargo, lo que no dicen los datos estadísticos es la circunstancia de que esos errores de los choferes, en una buena parte de los casos, están siendo provocados por unas carreteras nacionales y municipales ásperas, estrechas y llenas de baches.

En 2019 debe producirse un decisivo avance en la construcción de autovías en el país. En realidad, hay hasta ahora en Bulgaria una ola autopista verdadera. completamente construida, la “Trakia”, en el sur de Bulgaria, que enlaza Sofía con la ciudad de Burgas, a orillas del mar Negro. Prosiguen las obras de construcción de la “Hemus”, en el norte de Bulgaria, autopista casi paralela a “Trakia”, iniciadas hace unos decenios y reiteradamente suspendidas en ese período. Ahora se está asegurando que la autopista quedará completamente acabada hasta el año 2024, y en este año 2019, el Gobierno ha asignado a las obras, en forma extraordinaria, 690 millones de euros del excedente presupuestario. La “Hemus” conectará Sofía con Varna, capital marítima búlgara, en la costa del mar Negro. Marchan de manera acelerada las obras de construcción de la autopista “Struma”, una de las arterias viales de tráfico más intenso que enlaza la frontera búlgaro-griega, en el sur, con la capital búlgara, Sofía, al norte. Si todo se desarrolla conforme lo planeado, la autopista deberá quedar inaugurada para la circulación en el año 2023, y así habrán de quedarse en el pesado las largas caravanas de decenas de miles de coches de turistas rumanos, búlgaros, griegos, macedonios y serbios, avanzando a paso de tortuga debido a los actuales tapones.

Por malas que sean las carreteras en Bulgaria hay que decir que una buena parte de éstas son objeto de un mantenimiento corriente aplicado por medio de obras de reparación cosméticas o más a fondo. Cuestan dinero y por ello cada conductor búlgaro debe dotar a su vehículo de la respectiva viñeta. Desde 2019 las viñetas son exclusivamente electrónicas pero sus precios no han sufrido cambios en comparación con el año pasado. Además, desde el verano de 2019 se espera la implantación de un sistema de peaje electrónico para los vehículos de carga. Se cifran grandes esperanzas en este sistema para la acumulación de recursos financieros más nutridos indispensables para mantener en buen estado la red vial nacional.

Aunque retrasada en casi medio siglo frente a la Europa desarrollada, Bulgaria va recuperando paulatinamente el tiempo perdido y se va adentrando en la era del transporte automotor veloz, seguro y ecologista.

Versión en español por Mijail Mijailov