Rebelde, bluesista, guitarrista y, sobre todo, un hombre de gran corazón son las palabras que conforman resumidamente la semblanza de Vasil Gueorguiev, conocido más por el nombre Vasko el Parche. Su “arma” es la canción. Por la letra de sus canciones, él siempre ha sido y sigue siendo una persona socialmente comprometida. Manifiesta de esta forma sus pensamientos, ideas, su rebeldía contra cuanto priva al ser humano de su libertad y derecho a elegir. El blues es el género musical con el cual lo puedo contar todo, dice el músico con frecuencia. Forma parte de las personas que han contribuido notablemente a los importantes cambios políticos y sociales acorridos en Bulgaria hace 30 años. En aquella época, en el otoño de 1989, Vasko el Parche, formó el grupo Puduene Blues Band. El 2 de marzo de 1990 se produjo su primer concierto ofrecido en …una cárcel. Desde aquel año hasta ahora, el grupo ha grabado y editado 18 álbumes. Por el 30º aniversario, todas las canciones más hermosas y famosas del grupo han sido editadas en disco doble de vinilo. El aniversario será celebrado el próximo 24 de abril con un gran concierto en la sala “Universiada” de Sofía. Para el mismo, Vasko ha invitado a todos los 25 músicos que a través de los años habían formado parte de la banda. Están preparadas asimismo 8 canciones nuevas que se espera salgan al mercado musical búlgaro recogidas en un álbum llamado “Blues BG”. El pasado mes de febrero, del día 8 al 17, Vasko el Parche ofreció una serie de conciertos en Australia y Nueva Zelanda.

Me siento muy feliz de que los búlgaros por el mundo se vuelven cada vez más unidos. Disponen de sus clubes en que se reúnen, hacen juntos cada vez más cosas, se están ayudando más unos a otros. Viajé a Australia y Nueva Zelanda invitado por Orlin Mirchev, quien el año pasado organizó mi gira por los EEUU. En Adelaida, una de las ciudades en la que este año he actuado, me reuní con descendientes de los primeros búlgaros que se habían asentado en Australia y que eran horticultores. Se radicaron allá en los años 20 del siglo pasado. En 1949 esos búlgaros crearon allá la primera casa de cultura búlgara. Su propósito era disponer de un recinto en que se reunieran los búlgaros que se habían asentado en aquellas remotas tierras.

Actualmente, sus descendientes hablan una lengua búlgara más antigua, casi arcaica. Me sentí entre ellos muy emocionado. Es que pese a haber nacido en Australia y sin tener ya vínculo alguno con Bulgaria, estas personas siguen hablando nuestro idioma y continúan acatando nuestras tradiciones. Allá actué en un festival búlgaro que se llama Bulgarian Festival “Zdravei” (Hola, en español). Acudían a mis conciertos personas inteligentes que realmente se interesaban por Bulgaria y por lo que estaba sucediendo en ella. Me invitaban a sus hogares y al reunirme con ellas tuve la oportunidad de comprobar lo que de veras les emocionaba, de ver su sinceridad y su morriña enorme por el terruño a pesar de todo lo material e inmaterial que poseían en Australia. Hay un búlgaro que ha creado en Adelaida un fantástico club de jazz. El resto de las ciudades australianas en las que he actuado han sido Brisbane, Sidney y Melbourne. También tuve un concierto en Wellington, capital de Nueva Zelanda.