Durante ya doce años consecutivos, la iniciativa “La Hora del Planeta”, iniciada en Sidney, sigue siendo el movimiento mundial más multitudinario que pone el foco en la naturaleza. Hoy esta iniciativa es fuente de inspiración para seres humanos, comunidades e incluso de empresarios y organizaciones de decenas de países. El objetivo apunta a que todos muestren, de manera visible por medio del apagón simbólico de una hora, el 30 de marzo, su posición ante el problema provocado por el cambio climático. La campaña, organizada en Bulgaria por el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, exhorta a cada persona a reflexionar sobre la forma en que se usan los recursos naturales y a comprometerse con su preservación para las generaciones venideras.

Se espera que este año se incorporen a la iniciativa 188 países, señala Constantin Jristov del WWF. Millones de personas se reunirán para encauzar la atención pública hacia los cada vez más graves problemas ecológicos como son el cambio climático y la pérdida de la diversidad biológica, entre otros. Por tradición, cada año a finales de marzo, entre las 20:30 y las 21:30 hrs, la gente apaga simbólicamente la luz en sus hogares, edificios emblemáticos se sumerjen en la oscuridad en señal de solidaridad, para alentar a todos y cada uno a contribuir en aras de un futuro más sostenible. De esta manera mostramos el impacto que unos actos pequeños pueden tener en nuestro gran planeta.

En Sofía “La Hora del Planeta” se inicia a las 10:00 hrs en el parque municipal delante del Teatro Nacional “Iván Vazov”. Se habilitará allá un mercado granjero llamado “Desde nuestra granja con cariño para Vds.”, en el que en la práctica se pone de relieve cómo la protección de la naturaleza puede incentivar tipos de producción rentables de productos ecológicamente puros. En este ámbito se enmarcan también los talleres temáticos de ese mercado, en los que los visitantes pueden participar en la elaboración de dulces, la fabricación de juguetes de cera, etc.

La idea es que cualquiera pueda asomarse personalmente a lo que nos da la naturaleza y seguir el proceso en el que una materia prima se va transformando en un alimento sabroso, destaca Constantin Jristov y agrega: Esto es especialmente valioso para establecer nuestro vínculo con la naturaleza y entender por qué hay que preservarla. En las inmediaciones del parque, en la plaza Battenberg, se crearán áreas para la recogida de textil y electrodomésticos obsoletos, a las que pueden acudir quienes tienen objetos, ropa o cosas innecesarias para depositarlos allá para su posterior reciclaje .

Durante toda la jornada, la organización de los scouts búlgaros ofrecerá diversas iniciativas dedicadas a la protección ambiental. Justo a la Hora del Planeta,a las 20 horas y 30 minutos, cuando se irán apagando las luces en Sofía, en la plazoleta delante del Teatro Nacional, se ofrecerán un concierto acústico y el tradicional espectáculo de fuego. Para los montañeros apasionados se ha organizado una marcha nocturna hasta la montaña Vitosha.

Se trata de la guinda del pastel. Para los aficionados a la cruda belleza de la naturaleza, el WWF y la Asociación Búlgara de Esquí en los estilos libre y extremo, han organizado la escalada nocturna al pico Cherni Vraj. Se organiza desde hace ya tres años y el interés por la misma no ha dejado de aumentar. Los participantes se reunirán a las 19:30 horas delante del albergue “Aleko”, lugar que será su punto de partida, y tendrán un trayecto especialmente seleccionado en función de la situación meteorológica El regreso está planeado para las 21 horas y 30 minutos.



Formarán parte del grupo de escaladores también representantes de la filial búlgara del WWF quienes irán ofreciendo detalles de interés complementarios tanto relativos a la propia iniciativa como también a su ambiciosa actividad ecologista en los bosques búlgaros. La finalidad de esta marcha apunta a enfatizar en la recia relación que existe entre la naturaleza y los humanos, y atraer la atención hacia la protección y conservación de los recursos naturales.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES y archivo