En la economía son pocas las cosas seguras y todo suele evolucionar y cambiar para mejor o peor. Uno de los pilares seguros de la economía búlgara es el consejo de control monetario por su cotización fija de la moneda búlgara respecto al euro, el IRPF unitario del 10 %, y el IVA del 20 %. Casi no hay financieros ni expertos económicos de peso que pongan en tela de juicio estos tres pilares macroeconómicos fundamentales. Y, de repente, se ha comenzado a hablar en todas partes sobre la necesidad de introducir cambios al Impuesto sobre el Valor Añadido.
En Bulgaria el nivel de este impuesto, del 2%, es unitario para todos los bienes de consumo y servicios salvo en el sector turístico donde su porcentaje es de un 9%. En Francia, por ejemplo, rigen cinco niveles del IVA. En Bulgaria se llegó a plantear también en el pasado el tema de decretar porcentajes diferenciados y preferenciales del IVA para algunos productos de primera necesidad, medicamentos, etc. Sin embargo, las autoridades y los financieros prestigiosos han rechazado siempre semejantes ideas arguyendo que la implementación de porcentajes distintos dificultaría la recaudación y la gestión del impuesto y que no era del todo seguro que la reducción del IVA redundaría en la respectiva diminución de los precios que paguen los consumidores finales.
A estas alturas, empero, las cosas aparecen más serias frente a los llamados generales y propagandísticos en el pasado a bajar el IVA de algunos bienes. Los primeros en abordar el tema han sido el Movimiento por Derechos y Libertades, y el Partido Socialista Búlgaro, formaciones ambas opositoras en el Parlamento de Bulgaria. Tras haber prometido hace una semana a los empresarios grandes en el país de que la política fiscal no sufriría cambios, el primer ministro, Boiko Borisov, también ha aludido reticente,que cabe una reducción del IVA que grava los libros, tal y como lo reclama la oposición.
Vladislav Goranov, ministro de Hacienda, se ha mostrado escéptico sobre el efecto que una eventual bajada del IVA ejercería sobre los precios de venta de los libros. El ministro no mencionó nada sobre eventual merma de los ingresos a las arcas del Estado porque simplemente los ingresos generados por los impuestos pagados en el mercado de los libros y la baja del porcentaje del IVA eran tan despreciables que en la práctica no se produciría impacto negativo alguno sobre el erario público.
Sin embargo, Menda Stoyanova, influyente presidenta de la Comisión Presupuestaria del Parlamento búlgaro, lanzó la advertencia de que el descenso del impuesto indirecto debería verse compensado por el aumento de otros tributos.
Este otoño se celebrarán en Bulgaria elecciones municipales y las expectativas que éstas despiertan son muy superiores a las que generaron en su momento los comicios europeos, pues se trata de un poder real y de una oportunidad igualmente efectiva para tomar una revancha sobre el GERB, partido gobernante en Bulgaria, y de mejores resultados en los comicios al Parlamento Europeo. Las promesas de una reducción de los precios de productos de primera necesidad se transforman en argumento recio para atraer a electores. Es que el Movimiento por Derechos y Libertades y el Partido Socialista Búlgaro están proponiendo justamente esto: bajar el IVA de los productos de primera necesidad como son la carne, la leche, la harina. No están claros todavía los porcentajes en la reducción del IVA pero, de hecho, es improbable que conduzcan a una bajada automática de los precios para los consumidores finales, como indica la práctica internacional. No obstante, la idea llega a halagarles los oídos a los electores, en principio no precisamente ricos, que simpatizan con el Movimiento por Derechos y Libertades y el Partido Socialista.
Los expertos del prestigioso Instituto de Economía de Mercado coinciden en opinar que se trata de un populismo pernicioso y avisan, al mismo tiempo, que ejercitarse en semejantes ideas sólo es capaz de debilitar la economía y las finanzas del país.
Es un tema aparte el que el IVA, realmente visto, tiene en casi toda Europa una diferenciación de su monto en función de los bienes y servicios a gravar. Es cuestión de un análisis de las prioridades económicas y sociales nacionales determinar los sectores en que el IVA podría subir o bajar. De momento, no existe una prueba de que un tal análisis se haya efectuado. Cualquier tipo de maniobras políticas en torno al IVA puede resultar arriesgado, ya que a este impuesto corresponde el 60 % de los ingresos a las arcas del Estado.
Versión en español por Mijail Mijailov
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