Hasta el 30 de noviembre, los residentes y visitantes de Plovdiv pueden visitar una exposición que les hará replantearse su percepción de las armas como símbolo de dominación y poder.
El objetivo es mostrar las armas como protección y adorno masculino, explica Grozdelina Gueorguíeva, del Museo Etnográfico Regional de Plovdiv. Exponemos armas blancas y de fuego que existieron y se usaron desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX. El tipo de arma de los Balcanes y su producción son una mezcla concreta entre decoración y oriental y occidental. Muchos elementos venidos del Este cambiaron en suelo búlgaro, ya que todo esto entraba en un entorno cristiano ajeno a las percepciones otomanas. Este eclecticismo se reflejaba en las armas y estas se convirtieron en obras de arte. Durante el Renacimiento, el hombre contaba con muy pocos adornos y la principal joyería de los hombres era el “kyustek” (la cadena del reloj de bolsillo). Las armas eran el otro elemento decorativo que podían lucir los hombres.
Las armas como elemento decorativo eran señal de estatus social, nivel económico y rango profesional, y los maestros artesanos búlgaros eran tan famosos que a menudo se les confiaba solo a ellos la elaboración de armas blancas, y la gente viajaba desde Asia Menor y Egipto para encargar fusiles a los artesanos de Sliven. Y si en la decoración de los importados del Este predominaban el metal, la resina coloreada y el esmalte, las armas de los Balcanes estaban adornadas con nácar y piedras semipreciosas, e incluso las placas de nácar estaban enmarcadas con ribetes de oro, lo que hacía las armas mucho más relucientes y suntuosas. También eran características las rosetas, estrellas y cruces de latón, así como las cadenas de plata y oro incrustadas en el arma.
También se grababan inscripciones en la armas, y este es un punto muy interesante, continúa la sra. Gueorguíeva. Las inscripciones eran principalmente en turco y árabe, pero a menudo las decoraciones indican que las armas fueron elaboradas por artesanos búlgaros. En los Balcanes, las cosas realmente se estaban desmoronando. El Corán prohíbe toda imagen de animales, pero la rica decoración vegetal no es la única en las armas: en ellas podemos ver serpientes, gorgonas, leones y peces. Por no mencionar las cruces que abundan en las armas, una forma del artesano de “firmar” su obra, dejando claro que su Fe era otra. Hay debate sobre cómo se tomaban eso las personas que encargaban esas armas, porque las mismas a menudo lucían inscripciones otomanas, lo que significa que sus dueños eran musulmanes. En la guerra, sin embargo, especialmente cuando se trata de gente de otras religiones, las prohibiciones se vuelven irrelevantes y se perciben como simple decoración. Y para utilizar arma, debían renunciar a algunas de sus convicciones.
Algunas de las inscripciones sagradas en las armas son fórmulas para pedir protección a Alá o a Dios, a veces se ponía un símbolo de valor (la espada de Zulfiqar), y el tercer tipo era el nombre de su dueño, relacionado con la creencia en la inmortalidad del alma. Muy a menudo, tales armas se encargaban como regalos y por lo tanto las inscripciones eran alabanzas para su destinatario.
Tanto la decoración más simple en las espadas del ejército regular, como la más profusa de los yataganes (un tipo de sable turco) balcánicos, que tenían mangos de colmillo de morsa blanca, estaban adornados con oro, plata o coral y lucían inscripciones con ribetes de oro por toda la hoja, hacen que esas armas sean extremadamente valiosas.
Las relaciones durante el período del Renacimiento búlgaro se pueden juzgar por la decoración general, y especialmente por la actitud excepcional hacia las armas, no solo como algo llamativo, sino también como joyas y decoración, como un símbolo de masculinidad y adornos para el propio hombre, afirma Grozdelina Georgieva.
Versión en español por Marta Ros
Imágenes: Museo Etnográfico Regional de Plovdiv
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