Treinta cajas eléctricas en el centro de Sofía lucen colores brillantes y profusos ornamentos. Forman parte del proyecto urbano llamado Art4Diplomacy, que reúne obras de arte de Bulgaria y de treinta países con misiones diplomáticas en la capital. La idea pertenece a la talentosa artista búlgara Petya Ilíeva.

Son incluidos países de todos los continentes, y el objetivo es mostrar que los pueblos del mundo tienen más semejanzas entre sí que diferencias, más parecidos que disimilitudes en términos históricos y culturales. Ya sea en África, Asia o América, se pueden ver los mismos elementos decorativos −dice Petya− . Además, es importante proporcionar alegria a los habitantes de las ciudades. Así, cuando van paseando por las calles podrán deleitarse viendo unos tableros eléctricos “engalanados” en vez de unos grises o rayados. Cada colaje lleva escrito el nombre de un país en concreto para incitar a la gente a interesarse en otras culturas, a leer, a observar.

Los cuadros de Petya Ilíeva contienen elementos folklóricos, motivos de textiles tradicionales, del traje nacional y de las alfombras búlgaras.

El pueblo búlgaro ha pasado por muchas vicisitudes, pero siempre se ha atenido a los colores, los ornamentos y los símbolos, es parte de los usos y costumbres, de la vida cotidiana, de las faenas y las fiestas de nuestro pueblo –prosigue Petya− . Bulgaria es rica en regiones folklóricas, siete en total, y cada uno de mis cuadros presenta algo específico de cada una de ellas de una manera divertida, interesante y comprensible para la gente moderna. Así fue cómo surgió la idea de mostrar en qué se parecen nuestro folklore nacional y el de otros países.

Las embajadas que se unieron al proyecto proporcionaron a la artista elementos del patrimonio cultural de su respectivo país, a los que ella añadió ornamentos tradicionales búlgaros.

A la mitad de los colajes he agregado pinturas mías en las que he recreado cosas muy similares. Lo que me resultó difícil fue seleccionar fotos de trajes típicos o de piezas de alfombras que no eran de mi autoría. Es por eso que la otra mitad está compuesta por imágenes fotográficas, que también son auténticas y que he tomado en sitios interesantes que he visitado −explica Petya y agrega, haciendo referencia a un elemento interesante, común para el folklore de los distintos países− . El llamado elemento kanátitsa del que nos enorgullecemos y que se puede ver en casi todos los bordados, tejidos y adornos de alfombras búlgaros, es en realidad un símbolo de más de siete mil años de antigüedad que se puede ver en absolutamente todos los confines del mundo. Curiosamente, en todas partes significa “alas” y se considera que trae buena suerte y éxito. La total coincidencia que tenemos con todos en materia de colores se debe al hecho de que nuestros trajes y alfombras son muy coloridos, y los ornamentos búlgaros abarcan todos los tonos bellos y vivos.

Los lienzos con bordados y ornamentos folklóricos búlgaros de Petya Ilíeva han representado a Bulgaria en más de quince países en seis continentes, incluida la Antártida. El presidente galo, Emmanuel Macron, también tiene una obra de la artista. Y la magnificencia de las regiones folklóricas búlgaras, exhibidas en una exposición ante el Palacio Nacional de Cultura, dejó impresionados a varios de los líderes europeos que se reunieron a sesionar en Sofía en mayo de 2018.

Versión en español de Daniela Radíchkova