Vladislav Goranov, ministro de Finanzas de Bulgaria ha anunciado estos últimos días que unos 193 000 de los 3 100 000 contribuyentes en Bulgaria declaran, para que sea gravada con impuestos rentas mensuales de unos 4600 euros o más. Al mismo tiempo el salario medio en el país es de poco más de 600 euros, y la pensión media, de unos 200.Según la estadística la remuneración va en aumento y el salario mínimo interprofesional asciende a 280 euros. De hecho, empero, una parte enorme de las personas tienen ingresos sumamente bajos y casi la mitad de quienes trabajan cotizan a la seguridad social en base al sueldo mínimo.
Según el estudio más reciente de la Eurostat, citado por el sitio electrónico” Investor”, la desigualdad en la sociedad búlgara en cuanto a los ingresos se va ahondando y así Bulgaria ocupa el primer puesto con respecto a la diferencia entre las rentas de las personas más ricas y de las más pobres en el país. Esta disparidad crece a los ritmos más acelerados, en comparación con el resto de países de la UE y, actualmente, un 20% de las personas más acaudaladas en Bulgaria perciben rentas superiores más de 8 veces a las del 20% de las personas más pobres. Las cifras son estremecedoras y dan pie a la reflexión y a varias conclusiones.
El abismo entre la gente más rica y la más pobre se ahonda pese a que en la Constitución de Bulgaria queda recogido que Bulgaria es un Estado social. Esto indica, en primer lugar, que la política del Estado en la esfera de los ingresos no cumple uno de sus objetivos esenciales que es ofrecer a los ciudadanos condiciones de vida aceptables. Es que del millón de empleados y trabajadores en el sector público unos pocos podrán afirmar que estén cobrando sueldos decentes .Estos días incluso los trabajadores sanitarios de hospitales estatales y municipales han protagonizado protestas reclamando aumentos de sus “míseros”-según dicen-sueldos mensuales.
No hay nada malo en el hecho de que existan personas en Bulgaria que cobren sueldos y rentas europeos, ya que estas personas habrán trabajado por ellos, sus empleadores habrán tenido negocios prósperos con beneficios suficientes para dar buenos sueldos, habrán hecho inversiones acertadas en la bolsa o en otros activos. Este grupo de personas pudientes lo integran, básicamente, trabajadores y empleados en el sector privado y, pese al aumento del 10 % de los salarios en el sector público, éstos continúan siendo notablemente inferiores a los percibidos en el sector privado.
No obstante, no hay que pensar, con todo, que las autoridades se hayan desinteresado de los ingresos de la población. El titular de Finanzas, Vladislav Goranov, ha anticipado que para 2020 se ha previsto un nuevo incremento del 10 % de las remuneraciones cobradas en el sector público. En 2019 2 500 000 personas en el retiro recibieron, en julio, un incremento del 5,8% de sus pensiones, y para 2020 se espera un nuevo aumento, del 6,6%.
En realidad, el problema relacionado con la desigualdad en las rentas no es exclusivamente búlgaro ya que se registra en casi todas las regiones del mundo y no deja de despertar la preocupación de organismos internacionales como el FMI, El Banco Mundial, la UE-en la que un 22,5% de la población está encasillado como “pobre”- a la vez que de políticos, gobernantes, economistas y sociólogos.es que la llamada clase media, que ha de constituir la médula y el fundamento de la sociedad moderna se vuelve cada vez más precaria a expensas de la brecha cada vez más profunda entre las capas acaudaladas y las personas insolventes de la población.
Versión en español por Mijail Mijailov
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