Desde hace unas semanas la pintora Lika Yanko está en el punto de mira de la vida cultural de Sofía. Junto a sus obras famosas, las salas de exposiciones de las galerías Loran y Kontrast exhiben creaciones que no se han mostrado al público hasta el momento. Hasta el 9 de febrero de 2020 la Galería Nacional Kvadrat 500 exhibe, con la ayuda de tecnologías multimedia y una iluminación especial, pinturas suyas poco conocidas. Parte de las iniciativas dedicadas a la pintora fue el estreno del libro “Lika Yanko. Contacto con lo sacro”, del estudioso de las artes Krasimir Iliev. A su juicio, ya es hora de aprender más sobre la artista.
Cuanto más se escribe sobre un autor, tanto más se amplían los puntos de vista hacia su arte, explica Iliev. El estudio del catedrático Avramov sin duda es de gran valor, pero no ordena sus obras cronológicamente, lo cual es de gran importancia para comprender el desarrollo de Lika Yanko como pintora. El catedrático Avramov conocía a Lika Yanko en persona y tenía muchos puntos de partida. En su estudio señala que ella comenzó a estudiar en la Academia de Bellas Artes en 1946 pero en realidad fue en 1945. Esta diferencia es importante porque era un periodo dramático en las bellas artes búlgaras, cuando tanto los profesores como los universitarios fueron sometidos a una presión ideológica para transformar su arte conforme a los cánones del realismo socialista. Sobre este telón de fondo descollaron los artistas que desobedecieron la presión y los marcos ideológicos.
Evangelia Grabova, o Lika Yanko, era hija de refugiados de Albania. Según Krasimir Iliev, investigador de su arte, para ella el origen albanés era un escudo particular que le ayudaba a defender su originalidad y a estar libre. Durante más de 10 años Krasimir Iliev ha analizado su obra que forma parte de su proyecto de investigación “Formas de resistencia 2016”, dedicado a los artistas que se opusieron a los criterios estéticos impuestos por el régimen en el periodo de 1944 a 1989.
A juicio de Krasimir Iliev, es difícil separar la obra de Lika Yanko en etapas ya que ella misma experimentaba y desde los albores de su carrera artística buscaba su modo de expresión. Hasta los años 60 del siglo XX todavía no se había formado como pintora y recreaba lo que veían sus ojos. Definieron el rumbo de su trayectoria artística sus viajes a los Ródope y a la ciudad marítima de Sozopol, donde ella pintó sobre todo paisajes. En 1964 comenzó a hacer obras multicolores abstractas, collages y el llamado embalaje con objetos encontrados por casualidad, tuercas, resortes, alambres, arandelas que aplicaba sobre el lienzo. Como alumna del colegio francés San José de Sofía, Lika Yanko tenía acceso a la biblioteca de la Alianza Francesa y podía seguir de cerca lo que sucedía en Europa y el resto del mundo en el campo de las artes y los experimentos, incluida la obra de los impresionistas norteamericanos.
En este periodo su obra estaba bajo la influencia del arte europeo y norteamericano. Hasta 1967, cuando fue organizada su primera muestra individual, la artista todavía no había acabado con sus búsquedas artísticas. Cuando su muestra fue prohibida brutalmente al séptimo día de la inauguración, Lika Yanko parece que se liberó de todo tipo de normas e influencias y emprendió un camino propio en que se separó de lo visible y comenzó a pintar el mundo de la imaginación, si se puede llamar de esta manera el mundo que crearon su alma y su corazón, explica Krasimir Iliev.
Los pintores búlgaros fueron educados que el lienzo debe estar lleno y no se debe dejar un margen en blanco. Lika Yanko hizo todo lo contrario, sobre el lienzo sobreponía placas blancas de yeso y hacía collages. Abandonó el dibujo y comenzó a pintar solamente los contornos, incluso escribía su nombre con una cuerda como si dijera: “Uds. querían atarme pero yo les mostraré que estoy muy desatada”. A principios de los años 70 la cuerda desempeñó un papel libertador para ella. Mediante sus obras que no se sometían a las tendencias comunes en las bellas artes ella manifestó que seguía su camino que era completamente diferente del camino del resto de los artistas. Sobre el lienzo blanco aplicaba piedrecitas, conchas, trozos de vidrio, abalorios y todo tipo de cosas que le gustaron creando así su obra no con el pincel, sino mediante el collage. Ella ya había elegido su camino que estaba lejos de lo que veían los ojos y la inquietaban temas vinculados con la creación del mundo, la presencia de lo invisible, lo divino en los pensamientos y en los sentimientos de los humanos. Los temas que trató pertenecían a un mundo que era únicamente suyo.
Versión en español de Hristina Taseva
Fotos: Krasimir Iliev, wikipedia.org, sofia-art-galleries.com
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