En Vurbitsa, en el noreste de Bulgaria, se han sentado las bases de un restaurante gourmet municipal. La flamante instalación gastronómica se propone facilitar un mercado para los productores locales y, a la vez, atraer la atención de los turistas a esa pequeña localidad serrana de la Cordillera Balkánica. Los habitantes de Vurbitsa se sienten orgullosos de las tradiciones culinarias conservadas por generaciones, y uno de los platos especiales de esta región es el de “frijoles con *pasturma”.
El nuevo establecimiento gastronómico se construirá sobre un área de 250 metros cuadrados y las obras tendrán un coste de poco más de 150.000 euros. “Esta cuantía se encuentra prevista en el programa de obras capitales y se está reuniendo de los ingresos propios del municipio”, ha explicado el alcalde, Ing. Merdín Bayram. Las expectativas del alcalde son que este restaurante gourmet abra sus puertas para clientes este próximo otoño ofreciendo especialidades a base de carne, leche, setas, hierbas medicinales y miel, materias primas que serán proporcionadas por productores locales. El restaurante, tentador para los aficionados al buen comer, se ubicará a la entrada de la plaza del mercado, donde decenas de visitantes y comerciantes se reúnen cada otoño para presenciar y participar en la tradicional Feria de Vurbitsa. ”La idea que tenemos los directivos del municipio es ofrecer incentivos tanto al turismo como a los pequeños productores del municipio de Vurbitsa”, ha señalado el alcalde Merdín Bayram.
Los búlgaros de Besarabia son una parte “indisoluble del cuerpo búlgaro, de la comunidad búlgara espiritual y cultural. Persistirán ya que el lazo entre ellos y nosotros es inquebrantable”, se señala en el único número del periódico Besarabia búlgara..
La vida de los búlgaros en la República Checa es muy ajetreada. Trabajan en masa en distintas fábricas, el trabajo es por turnos, el cansancio se acumula y la gente no quiere viajar a la capital un domingo sólo para poder votar. Así explica Irena..
La jornada electoral en Reading, al sureste de Inglaterra, transcurre con calma. Se espera que voten unas 300 personas y en el único colegio electoral de la ciudad se puede votar sólamente en papel. Es la segunda vez que este colegio electoral cambia..