El 14 de junio, hace 167 años, abandonaba este mundo Zajariy Jrístovich Dimitrov (1810−1853), más conocido como Zajari Zograf, figura prominente del Renacimiento Nacional búlgaro (siglos XVIII a XIX), que permaneció en la historia por su actividad artística y su lucha por imponer el idioma búlgaro en el culto.
Este exponente de la escuela iconográfica de Sámokov dejó para la posteridad un gran número de obras valiosas. También hoy en día en las iglesias y monasterios del país se pueden ver sus íconos y frescos como El Juicio Final, en el monasterio de Báchkovo, las efigies de los santos hermanos Cirilo y Metodio, en el monasterio de Troyán, o La Rueda de la Vida, en el monasterio Preobrazhenski o de la Transfiguración, por citar algunos, muy pocos.
Sin embargo, según las autoridades religiosas de la Iglesia Ortodoxa, fue el pintor de iconos búlgaro más famoso quien realizó la apostasía en el arte, allanando el camino al ocaso del arte iconográfico a mediados del s. XIX y convirtiéndose en el fundador de la pintura secular en Bulgaria. A Zajari Zograf se le condenaba también por osar autorretratarse en las paredes de los claustros resaltando de esta manera al ser humano creador como contrapunto al Creador del Universo.
En una entrevista con Radio Bulgaria que rescatamos de nuestros archivos, la Prof. Elena Guénova, del Instituto de Estudio de las Artes, adscrito a la Academia de Ciencias de Bulgaria, se refiere a la innovación y la audacia de las ideas del artista, así como a las generaciones de maestros del pincel que crearon la escuela iconográfica más representativa de Bulgaria, la de Sámokov. Para leer la publicación pulsen AQUÍ.
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