“Un sonido natural, una compleja y perfecta ornamentación, un estilo impecable. Ella nos ofrecía la variedad más exquisita del canto de la región de Strandzha”. En estos términos describe la experta en folclore María Kúteva su admiración por Komna Stoyánova, con quien ha trabajado durante años en el Conjunto Estatal de Cantos y Danzas Tradicionales Filip Kutev. El arte de la afamada cantante es altamente valorado también hoy en día, y es una muestra del canto y repertorio antiguos típicos de la región de Strandzha.
Nacida en la aldea de Dráchevo, en el sudeste de  Bulgaria, descendiente de dos familias musicales, Komna creció rodeada de  canciones que sonaban durante las faenas del campo y en las alegres  fiestas.  
La ya consagrada cantante alentó a esa chica tímida “de dos trenzas gruesas y ojos cóncavos  y brillantes”. Komna no sólo ganó concurso, sino que también fue invitada  personalmente por Filip Kutev, presidente del  jurado, para unirse al entonces recién formado Conjunto de Cantos  y Danzas Tradicionales de Sofía. En  1953 pasó a formar parte del mismo, dejando “su marca Strandzha” en  su repertorio. Aquel mismo año ganó el primer premio en el Festival  Internacional de la Juventud en Bucarest. 
Con el Conjunto, pero también como intérprete individual, Komna ofreció una serie conciertos en  Bulgaria y en el extranjero. Integraban su repertorio 250 canciones de la  región de Strandzha, una gran parte de las cuales se conservan en el archivo  sonoro de Radio Nacional de Bulgaria. Gueorgui Draganov, autor de un libro dedicado a la  vida y obra de la cantante, evoca la magia del estilo de vida patriarcal, una fuente de sabiduría y canciones heredadas de la  renombrada exponente de Strandzha. 
“Nuestra casa estaba a 200 metros de la de Komna. Cuando  abría la ventana, podía verla y escucharla. En nuestra aldea había  mucho trabajo durante la trilla. Yo esperaba esta época con impaciencia,  ya que entonces Komna cantaba más. No me movía de la  ventana y mi  madre no me reprochaba porque me entendía. Recuerdo que cerca  de su casa se hacían tertulias. Las mujeres se reunían a trabajar afueray Komna siempre  cantaba. No dejaba de cantar incluso cuando iba a darle agua a los caballos, y  cuando regresaba también cantaba. 
En el libro que le dediqué publiqué 110 canciones, con notación musical del destacado acordeonista Tódor Prashtakov. Conozco todo el repertorio de Komna. Hace algún  tiempo,mi hija ganó el gran premio de una competición de canto con el  nombre de Komna Soyanova. Invertí mucho esfuerzo en publicar este libro. Entregué ejemplares a la Escuela Nacional de Artes Folclóricas de  Kotel. Antes de abandonar este mundo, Komna Stoyánova realizó sus últimas  grabaciones en esta escuela con un equipo de Radio Stara Zagora, la misma  estación radial en que hizo su primer registro a los 18 años de edad. Ojalá los  jóvenes estén interesados y aprovechen este libro. Es importante que las generaciones venideras no olviden sus canciones“. 
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