El capital inicial es uno de los primeros retos que afronta cualquier empresario resuelto a llevar a la práctica su idea de un producto o negocio nuevos. Para poder acceder a ayuda a través de los programas de aceleración, cada vez más populares, deberá presentar su elaboración relativa a un producto y ser capaz de demostrar la rentabilidad de éste, generando rápidos ingresos tras su colocación en el mercado. En eso precisamente reside el factor primordial que propicia el financiamiento del respectivo proyecto, explica en entrevista con Radio Nacional de Bulgaria Leona Aslánova, representante del más reciente fondo de ese tipo en Bulgaria, que orienta su atención a compañías que inventan productos capaces de mejorar el día a día de la gente y el modo de vida saludable.

”Reciben el nombre de aceleradoras las sociedades de financiación más pequeñas que conceden sumas que van de 10.000 a 60.000 euros para los primeros pasos de las compañías que se vayan a registrar en breve como sociedades comerciales o bien vienen desarrollando su actividad desde hace uno a tres años –explica Aslánova– . Nuestro programa acelerador ha visto la luz justo en medio de la crisis, ya que estábamos conscientes de que las pymes búlgaras serían muy gravemente golpeadas. Pretendíamos hacer algo más para ayudar a la gente a poner mientes en innovaciones, cambiar su modelo empresarial o bien su idea para así poderse adaptar y sobrevivir en estos tiempos de incertidumbre. Actualmente ya nos vamos decantando por un programa acelerador tradicional, cuya ambición es llegar a ser el más importante de Bulgaria y poder financiar, al menos durante quince años seguidos, de quince a veinte compañías emergentes y así “cargar” el mercado búlgaro de innovaciones”.

La competencia entre las ideas que están rivalizando por obtener financiación es reñida, y los criterios son severos.

“Los postulantes a financiación cruzan por una serie de cursos de formación, se les asignan tareas que deben cumplir. Hay algunos que no son capaces de seguir el ritmo, de manera que esto es cuestión de selección natural. Acogemos veinte compañías en primavera y otras tantas en otoño, de las cuales sólo cinco acaban obteniendo fondos. Para nosotros es un criterio de mucho peso el que detrás del proyecto se sitúen un equipo sólido y un modelo empresarial acertadamente concebido”.

Hay sectores prioritarios en los que es más importante la posibilidad de que determinado proyecto obtenga financiación.

”Son importantes los sectores en que se puedan hacer innovaciones en Bulgaria. Son tales, desde nuestro punto de vista, los que han ido creando durante años su saber hacer, cuentan con mano de obra concentrada, con formación universitaria relativamente buena de su plantilla, número importante de compañías asociadas a circuitos de suministros y a fabricantes. Por eso hemos centrado nuestra atención en el sector agroalimentario. También opinamos que la sanidad, las comunicaciones y la digitalización son sectores excelentes para la innovación en Bulgaria”.

No obstante, también cuentan con la oportunidad de obtener respaldo financiero las compañías de otro tipo de productos, con tal de que sean capaces de contribuir a cambios cualitativos, facilidades y mejoramiento del día a día y de la vida de la población búlgara. Una idea de este tipo, respaldada por el fondo, se les ocurrió a tres búlgaros jóvenes, creadores de caramelos saludables que incorporan lactobacilos y probióticos y los sabores tradicionales de Bulgaria de miel, rosas y yogur. La idea se gestó un poco antes de decretarse el estado de emergencia en el país. En un artículo especial de Radio Bulgaria ofreceremos mayores detalles sobre esta curiosa tentación dulce.

Redactado por Yoán Kolev en base de una entrevista realizada por Taña Milúsheva para el Programa Jorizont de Radio Nacional de Bulgaria

Versión en español por Mijail Mijailov