Krasen Kralev, ministro búlgaro de Juventud y Deportes, ha lanzado la advertencia de que el desacato de las medidas antiepidémicas durante la final de la Copa de Fútbol de Bulgaria podría provocar el cierre de los estadios para los aficionados. Al estadio de Sofía serán admitidos 12.000 aficionados del CSKA de Sofía y el Lokomotiv de Plovdiv, número que  corresponde a una cuarta parte del aforo de esta instalación deportiva. El Ministro estima que la decisión ha sido lógica por el gran interés por este duelo final y ha avisado que él mismo se encargará de velar por el orden y que cualquier infracción podría provocar rigurosas restricciones. Bulgaria es uno de los pocos países de Europa que permite la asistencia de público en las gradas de los estadios. Varios expertos sanitarios nacionales ya han lanzado críticas contra la esperada aglomeración de miles de personas.