La costumbre búlgara impone recibir a los huéspedes de honor con pan y sal y el refrán dice que nadie es mayor que el pan. Por ello, en este mes de vacaciones escolares, el Museo de Historia de la ciudad de Dolna Oriájovitsa (Bulgaria del Norte) suele organizar una iniciativa que hace volver a los niños unas cuantas décadas atrás y enseñarles a amasar el pan tal como lo hacían sus abuelas. Es una forma de dar a conocer a los pequeños las tradiciones y costumbres búlgaras, señalan desde el museo. “Hacer el pan no es cosa fácil, agrega la curadora del museo Temenuga Yordanova, la tarea exige tiempo, conocimientos y cariño, porque el pan es la base de la vida”.
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Nubes dispersas