El 14 de septiembre, la Iglesia Ortodoxa Búlgara celebra una de las magnas festividades de su calendario eclesiástico: el Día de la Santa Cruz. Se trata de uno de los cuatro días del año en los que los fieles pueden adorar la Cruz del Señor. Los tres restantes son el tercer domingo de la Gran Cuaresma, llamado la Adoración de la Santa Cruz; el quinto día de la Semana Santa, el Viernes Santo, y el 1de agosto, Origen de la Santa Cruz.
Hay numerosas leyendas asociadas a la festividad. Una de ellas reza que habría sido pionera de la celebración una mujer, santa Elena, la madre del emperador Constantino el Grande. Tras prolongadas búsquedas en Palestina, ella acabó descubriendo la tumba en que recibiera sepultura Jesucristo. Con una de las tres cruces descubiertas en el sepulcro, Elena logró resucitar a un hombre fallecido poco antes. Santa Elena se llevó un pedazo de aquella cruz vivificadora y el resto lo depositó en la Basílica de la Resurrección de Cristo o del Santo Sepulcro en Jerusalén. Nueve años más tarde, el 13 de septiembre del año 335, el templo fue consagrado, y el día siguiente, 14 de septiembre, la cruz fue alzada por encima de las cabezas de los fieles. Desde entonces, los creyentes suelen reunirse para ver y adorar la Santa Cruz.
La tradición fue trasladada asimismo a Bulgaria, a la zona llamada el Monte de la Cruz, en la porción central de la montaña Ródope. El Monte de la Cruz, que dista unos 200 kilómetros de la capital búlgara Sofía, no deja de atraer a jóvenes y mayores, que acuden a esa zona para rezar una oración implorando salud o curación para dolencias graves o incurables. Además, se cree que en ese lugar se encuentra enterrado un pedazo de la Santa Cruz.
También se habría enterado de la santidad del pico de la Cruz y sus alrededores el zar búlgaro Boris III (1918–1943), conociendo la historia de un ermitaño entregado a la fe en Dios. El anacoreta le dijo al zar que solía tener visiones que le enseñaban que una partícula de la Cruz del Señor se encontraba de veras escondida en aquella cumbre, donde antaño había un monasterio, arrasado por los turcos en una de sus incursiones. Allá, según la visión, debería montarse una alta cruz de metal.
El 1 de mayo de 1936 se colocó en la cumbre la cruz de metal y, tras su consagración, una paloma blanca llevó a los fieles congregados a la zona de la elevación occidental del pico de la Cruz y, por debajo de la roca en que la paloma se posara brotó agua. Aquello fue motivo para erigir allá una segunda cruz de metal y construir, con donativos, una pequeña capilla. En 1994, la cruz donada por el zar Boris III desapareció. Fue reencontrada en el bosque y siete meses después fue montada en el nuevo templo que se acababa de construir.
La tradición manda observar el más riguroso ayuno en el Día de la Santa cruz, y que la mujer de edad más avanzada de la casa debe amasar y hornear un pan ritual llamado Hogaza de la Cruz. El día de la Santa Cruz marca el comienzo de la temporada de las faenas agrícolas otoñales, iniciándose la siembra de los cultivos de trigo otoñales. En algunas regiones de Bulgaria, la fiesta de la Santa Cruz marca asimismo el comienzo de la vendimia.
Versión en español por Mijail Mijailov
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