¿Es fácil abandonar la vida de antes e ir en pos de los sueños en Bulgaria? Resulta que no. Pero vale la pena, estima el chileno Daniel Montiglio.
Daniel se topó con su futura esposa a bordo de un crucero y fue un flechazo. Decidió acompañarla a Bulgaria, formar una familia y montar un negocio en este país, a miles de kilómetros de distancia de su patria. Ocurrió hace más de quince años.
En la actualidad Daniel reside en Varna, ha aprendido búlgaro y no lamenta haber elegido venir aquí. Ha conseguido justipreciar su valiente acto y ofrece asistencia a otros “colegas de destino”. Fue así como cobró cuerpo la idea de crear una plataforma especial en Internet, como herramienta de asistencia a los extranjeros en Bulgaria. Daniel reconoce que la primera cosa que más le impresionó en Bulgaria fue la naturaleza. ”Todo se encuentra sumido en verdor. El mar Negro es tan hermoso y cálido, no es como en mi ciudad, Santiago de Chile. Allá falta el verdor y el Pacífico es frío”, dice Daniel. Agrega, empero, que ya en el momento de su llegada a Bulgaria en 2005 se enfrentó a un problema grave: la barrera del idioma.
”Son pocos los búlgaros que dominan idiomas extranjeros y me costó irme integrando e ingeniármelas con la administración local −explica− . Muchas cosas han ido cambiando desde entonces, pero aún persiste el problema relacionado con la burocracia. Sigue siendo difícil tramitar y gestionar documentos, todo se ha de traducir y legalizar. Vivimos en el siglo XXI, en una época en la que son tantos los trámites que se pueden hacer online, pero en Bulgaria las instituciones continúan funcionando a la antigua, y la información, donde la haya, se facilita “por partes”. No hay un portal estatal en el que todo esté reunido y en varios idiomas. Por esto he optado por diseñar una plataforma para ayudar a los extranjeros en Bulgaria”.
Daniel confiesa que numerosos extranjeros se dirigen a él para consulta y asistencia. El problema principal de todos ellos es cómo arreglárselas con la burocracia local. Así se gestó la idea de crear en Youtube un canal especializado. A través del mismo Daniel facilita información útil en inglés sobre diferentes servicios.
”En ocasiones los extranjeros se quejan de la llamada doble vara de medir en el ámbito de los servicios. Por ejemplo, se ven forzados a pagar tasas muy superiores a las que abonan los búlgaros, pese a que esto no se encuentra todavía regulado por la Ley; se parte simplemente de la presunción de que uno, siendo extranjero, será más pudiente”, recalca Daniel. Por lo demás, en lo tocante a la inversión extranjera, el Estado incentiva a los inversores grandes, que llegan a Bulgaria con sus millones de euros, a expensas de los empresarios más modestos que procuran montar pequeñas y medianas empresas en el país.
Con todo, Daniel está contento con la vida que lleva en Bulgaria. Asegura que en este país se siente a plenitud y sereno. Le gustan los búlgaros y el gran apego que éstos tienen a sus familias y se ayudan mutuamente.
”En Bulgaria hay seguridad. Mi hija, de 4º de Primaria, todavía puede viajar en el autobús y llegar tranquila a su escuela sin correr riesgo. Es algo inconcebible en otros países. Además, las distancias son cortas −señala Daniel− . Sí, es cierto que en Bulgaria hay muchos problemas y que la gente está descontenta con el Gobierno, pero esto no significa que los gobernantes “hayan arruinado el país”, que es como dicen frecuentemente los búlgaros quejándose. Siempre he dicho y lo repito: si uno pretende montar un negocio a lo grande y hacerse millonario, que se vaya a California y persiga su objetivo. Sin embargo, si uno quiere disfrutar de una vida en familia sosegada, trabajar en lo que le guste y mantenerse en armonía consigo mismo y con los demás, Bulgaria podrá ser su país preferido”.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo personal
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