Los últimos rayos del sol iluminan la estatua de Santa Sofía en el corazón de la capital y los destellos de su máscara dorada hacen entrecerrar los ojos a los apresurados peatones. Sin esperar la caída de la noche, las luces de los establecimientos atraen a sus primeros clientes. La música sube, llegando a cubrir hasta cierto punto la algarabía y si aguzamos el oído acaso captemos algo de aquello que en este momento sienten los transeúntes.

Cada uno de nuestros días puede ser diferente y ser recordado. Por esto es bueno regalarse un poco de tiempo, para percibir los colores, la belleza y el espíritu de la ciudad. Y todo esto, todo junto, podemos encontrarlo en los lugares más inesperados. ¿Será por la pandemia  de Covid−19 o por otras razones personales, la respuesta a la pregunta “¿Cuál es la receta para una salida memorable?” hace que nos sorprendan las respuestas de los sofiotas.

“Me gustan mucho los paseos tarde en la noche, cuando la ciudad duerme y las calles están vacías y silenciosas –responde Eli a la pregunta de Radio Bulgaria– . Adoro las luces de la ciudad, cuando igual que luciérnagas en la noche me trasladan a otra realidad. Al pasar junto a una casa de viviendas, miro a las ventanas iluminadas y me imagino a la gente cenando o conversando en el ambiente acogedor de su hogar. El encanto de la Sofía nocturna no se esconde en unas horas pasadas en algún local repleto, con gente ruidosa, por esto prefiero un paseo por el centro. Y cuando regreso tarde, no voy en taxi o en transporte público. Lo hago adrede, para caminar. Es mi momento para quedar a solas conmigo y reflexionar”.

En estos últimos años Sofía nos muestra cada vez más a menudo otro de sus rostros, el de anfitriona de variados festivales. ¿Cambian éstos la idea clásica de los sofiotas de una noche relajante al final de la semana de trabajo?

“Los festivales probablemente transforman de alguna manera las nociones de la gente acerca del descanso pleno fuera de casa –opina Taña– . Esto sin duda es para bien, porque si vas al cine, a un festival de jazz u otro, al aire libre, es una buena forma para combinar la cultura y el arte con una velada a recordar con los amigos. Incluso yendo uno solo, puede conocer a gente y descubrir cosas que tiene con ella en común”.

Taña opina que los festivales enriquecen la idea que se tiene de la ciudad y la convierten en un centro de atracción para personas con visiones e ideas que comparten y con una voluntad de cambiar el ambiente que les rodea.

La capital de Bulgaria puede verse distinta también simplemente mirada a través del cristal de la bebida espumosa preferida. Para Stefan esta visión siempre viene acompañada con rock de calidad y buenos amigos con quienes compartir estas dos pasiones.

“La Sofía nocturna para mí está relacionada con la cerveza craft y con los lugares donde se vende y se bebe –dice– . Soy de la gente a la que le gusta ir a lugares determinados, donde los que acuden se conocen entre ellos.”

Además de en los bares de cerveza, en los días más cálidos Stefan pasa ratos en los parques y en los parquecitos de barrio. Son lugares que Luisa también prefiere para relajarse. Ella añade más elementos imprescindibles para una noche a recordar.

“La combinación entre tranquilidad y dinamismo, según tu estado de ánimo en el día o en la semana. Si el día a día ha sido más tenso, prefiero los sitios tranquilos o las reuniones en casa. Por lo demás, las fiestas más estupendas en las que he estado son las de las comunidades búlgaras en el extranjero. Ahí siempre hay música de primera, espíritu búlgaro y camaradería. Y cuando a la fiesta se le suma otro país balcánico, pasamos una noche que sin duda se recuerda largo tiempo”.

Versión en español de María Páchkova

Fotos: archivo