Salud mediante el movimiento: esta es la causa de Kalín Vasilev, promotor de la iniciativa Tarnovo runs (Tárnovo corre), que le valió el premio. Con su dedicación y entusiasmo, Kalín se ha granjeado a miles de seguidores en toda Bulgaria.

Este vecino de Veliko Tárnovo, de 37 años de edad, dio la espalda a su trabajo en una de las más prestigiosas universidades norteamericanas, la Carnegie Mellon, en Pittsburgh, Pensilvania, donde tomó parte en el desarrollo de nuevas tecnologías de biosensores genéticos y en 2014 regresó a Bulgaria para seguir su sueño, que es proteger la salud humana. Así fue cómo surgió la iniciativa Tárnovo corre, orientada a motivar a la gente a llevar un estilo de vida saludable.

Junto con correligionarios suyos, Kalín organiza entrenamientos gratuitos al aire libre, yoga, senderismo, aventuras en bicicletas, seminarios, campañas informativas, acampadas, etc. Su entusiasmo es contagioso. “Nuestro grupo va creciendo y somos cada vez más. En nuestros recorridos por la montaña participan entre 200 y 300 personas. El año pasado batimos el récord: 360 entusiastas escalamos juntos la Cordillera de los Balcanes”, dice Kalín.

El joven recorre Bulgaria y se reúne con jóvenes para motivarlos a hacer deporte.

“La conclusión es que, contrariamente al proverbio, una golondrina sí que hace primavera −prosigue Kalín− . La gente está desilusionada, sobre todo los jóvenes. Para ellos, la opción es “tengo que irme, porque aquí no pasará nada”. Sin embargo, ven a una persona como yo que tiene un sueño y que ha logrado contagiar con sus ideas a tantas personas en los últimos cuatro o cinco años. Además ven aparecer en su ciudad a otros líderes que también se dedican a organizar eventos y que también hacen creer que algo va a suceder. Es la lección principal, la lección de la unificación. Porque detrás de todos estos eventos deportivos y saludables están nuestros esfuerzos unidos de forjar un entorno positivo, así como la convicción de que la fuente de la buena salud es el entorno”. 

Su formación profesional, sin embargo, está relacionado con la ingeniería genética. ¿Cuál fue el motivo por el que este joven búlgaro decidió abandonar la trayectoria bien trazada para dedicarse a una causa?

“Mi sueño siempre ha sido trabajar en beneficio de la salud de la gente. Bajo los efectos de las teorías del siglo XXI, según las cuales un nuevo invento podrá curar al mundo de todas sus dolencias, me di cuenta de que la socialización, la prevención y la edificación de la comunidad sanitaria tienen que ver mucho más con la salud humana que la terapia genética más moderna, que cuesta 550 000 dólares lo que la hace inaccesible para muchos. Me di cuenta de que la salud no es solo dar saltos en el parque o correr; así fue como comenzamos, pero crecimos para llegar a un contexto social mucho más amplio. Limpiamos la ciudad y sus alrededores para crear un medio ambiente limpio, porque la salud implica también la limpieza y la socialización. Ahora nos hemos planteado pintar puentes, todo tipo de cosas... La mejor manera de llevar a la gente a la meta es cuando eso es lo que la gente quiere.. Y esto ocurre cuando el entorno le indica el camino correcto”, dice en conclusión Kalín Vasilev.

Su sueño es construir un enorme centro sanitario gratuito. Algo parecido a un hogar de la salud con un enfoque en el entrenamiento físico y la educación, que esté al alcance de todos. 

Versión en español de Hristina Táseva