La alianza Bulgaria Democrática (BD), de centro−derecha, y el partido político Hay tal Nación, del cantante y presentador de televisión Slavi Trífonov, son las dos formaciones con mejores resultados en la votación de los búlgaros residentes en el extranjero. Según los resultados definitivos, Trífonov ha recibido el respaldo del 30,75% de quienes votaron, seguido por la alianza BD a la que votó el 17,56%. Sin embargo, ¿hasta qué punto podría resultar perdurable semejante éxito para un partido cuyo líder es una celebridad de televisión con la que se han criado varias generaciones de búlgaros? A lo largo de los años, Trífonov ha logrado imponer sus programas como una de las fuentes esenciales de información para centenares de miles de búlgaros forzados a abandonar Bulgaria como emigrantes económicos. ¿Cuáles son el resto de factores que lo convirtieron en la sorpresa de los recientes comicios parlamentarios?

“Slavi Trífonov es muy consciente de que la irradiación balcánica, sobre todo hacia el extranjero, es una forma de mantener el vínculo con el terruño cuando se está lejos −dice Parván Simeónov, director ejecutivo de Gallup Internacional−Bulgaria . Basta con ver los canales de música de la antigua Yugoslavia. A través de la música balcánica fluye la nostalgia por el terruño, esta música se transforma asimismo en un puente cultural. Slavi ha captado esto al fijarse también en otros patrones balcánicos. Además, se ha dado cuenta de otro factor de peso: la parte correspondiente a los búlgaros en el extranjero dentro de la comunidad se está haciendo cada vez más importante”.

Según el sociólogo, la causa estructural de su elevado resultado reside el descontento que la gente siente por la situación en que se encuentra Bulgaria. En este sentido, votar a favor del partido Hay tal Nación puede transformarse en una tendencia no tan duradera, a menos que su líder se mantenga en las filas de los antisistema.

Los grandes perdedores en la votación de los búlgaros en el extranjero han sido los participantes en el actual gobierno de coalición y la oposición a éste, en la persona del Partido Socialista Búlgaro (BSP). Simeónov aclara que ello tiene su explicación lógica.

”En principio, los partidos del statu quo no suelen despertar mucho afecto en el extranjero, ya que existen dos razones para irse al exterior. La primera es que el poder en Bulgaria no le ha ofrecido nada bueno a uno, y la segunda es que uno, siendo estudiante universitario, tiene un ideario más amplio y también se opone al statu quo. Huelga decir que la votación al BSP en el extranjero resultó desastrosa y también lo fue en Bulgaria. Una de las causas ha sido el Covid−19, que impidió a gran número de personas de la tercera edad acudir a las urnas. Slavi Trífonov apostó por una retórica anti−Covid−19, y su campaña se desarrolló básicamente entre los jóvenes, cosa que le ayudó a copar estos votos. Si examináramos las tendencias a largo plazo, comprobaríamos que el voto antisistema desde el extranjero persistiría como una tendencia duradera”.

El día de las elecciones, la votación de los búlgaros en el extranjero, amén de por los resultados récord a favor de algunos de los partidos, será recordada por la participación sin precedentes, cuyos protagonistas fueron más de 180.000 personas. El gran número de votantes y el trabajo lento de las comisiones en los colegios electorales tuvieron por resultado la formación de largas colas en más de una ciudad europea. Las limitaciones impuestas para el número máximo de colegios en países al margen de la Unión Europea también han incidido en el proceso. Así, por ejemplo, 35 colegios electorales resultaron muy insuficientes, sobre todo en el Reino Unido. Búlgaros residentes en el extranjero habían advertido de posibles problemas durante la votación e insistieron en que se enmendara el Código Electoral. Algunas de las enmiendas incluyen la creación de la circunscripción electoral Extranjero, el aumento del número de los colegios en países extracomunitarios y la posibilidad para votar en forma electrónica o por correo. Parván Simeónov ha calificado a una buena parte de los cambios pretendidos de clisés temibles:

”Votar por correo no es algo seguro en cuanto a la confidencialidad de voto. ¿Cómo se puede garantizar que alguien que haya votado por correo o en forma electrónica no lo habría hecho presionado por una persona a su lado? La implantación del voto electrónico o por correo es una intervención descomunal en el procedimiento electoral, que me resisto a apoyar. Además, se conocen los recelos, de principio, que persisten en Bulgaria en cuanto al proceso electoral. El incremento del número de los colegios electorales en países al margen de la Unión Europea depende de la decisión concreta de Bulgaria de si es capaz de permitir o no una votación masiva desde Turquía”.

En lo que se refiere  a la creación de una circunscripción electoral denominada Extranjero, ésta no podrá permitir fácilmente la determinación del precio del mandato. Además, falta una información estadística fiable sobre el número preciso de los búlgaros residentes en el extranjero.

Versión en español por Mijail Mijailov