En las elecciones parlamentarias anticipadas del próximo 11 de julio se espera la apertura de más de 750 colegios electorales en el extranjero, un número récord hasta ahora. Los búlgaros expatriados llevan ya 30 años votando fuera de este país, pero este derecho suyo no deja de despertar polémicas. Para el analista político Pétar Yákimov, residente en Londres, la confrontación siempre ha sido extraña, porque está convencido de que históricamente el pueblo búlgaro siempre ha propendido a la integración antes que a la división.

”Sospecho que puede ser una consecuencia del gobierno comunista, cuando las personas que abandonaban el país eran tildadas de enemigos del pueblo y apátridas. Esto me resulta un tanto extraño, puesto que una buena parte de los búlgaros en el extranjero también pagan impuestos en Bulgaria. Por lo demás, si se suman las estadísticas del Banco Nacional de Bulgaria, según las cuales el inversor extranjero más importante en Bulgaria es la diáspora búlgara, pierde peso la tesis de que quien no viva y no pague impuestos en Bulgaria no tiene derecho a votar”.

Pétar Yákimov también considera un mito la aseveración de que la votación de los búlgaros en el extranjero pueda alterar sustancialmente el resultado electoral en Bulgaria.

”He rastreado los resultados de las elecciones en años pasados y he comprobado que la norma de la votación en el extranjero se sitúa en una participación en las urnas de unos 120.000 a 130.000 electores. Esta cifra representa un 3% a un 4% del total de los votos y de ninguna manera puede influir en las decisiones de los búlgaros en Bulgaria. Mi tesis es que el resultado de los comicios lo deciden los búlgaros en el país, y los búlgaros en el extranjero sólo aportan valía a este resultado”.

El analista espera que unos 200.000 búlgaros expatriados acudan a las urnas el 11 de julio, frente a los más de 170.000 en abril, que marcaron un récord en la votación. En las elecciones de abril también se les dio el mentís a las estadísticas, según las cuales el reparto de los votos de la diáspora a los partidos es equiparable a su reparto en Bulgaria.

”Los comicios de abril son muy interesantes, ya que los búlgaros en el extranjero no votaron, por primera vez, a quienes triunfaron en esas elecciones. En elecciones anteriores, los búlgaros expatriados siguieron la tendencia general de las cosas que ocurrían en Bulgaria. Estos porcentajes, que se suman a los votos a favor de los partidos en Bulgaria, son del orden de un 1%. Es decir, no hay manera –y esto no ha sucedido jamás hasta ahora– de que el voto de los búlgaros en el extranjero cambie el voto en Bulgaria, porque hay un reparto de los votos en el extranjero y éstos no se concentran en un partido”.

En las elecciones del 11 de julio, por primera vez habrá más colegios electorales en el Reino Unido que en Turquía. Las expectativas del analista abriga son que este hecho probablemente incrementare un poco el número de los votos, pero en cambio aliviará la labor de los colegios electorales allá.

“Existe una particularidad en la votación en el extranjero: el umbral para la apertura de un colegio electoral, que en esta ocasión es de 40 solicitudes cursadas a tal fin. Sin embargo, en la jornada electoral toda persona con pasaporte búlgaro podrá acudir al respectivo colegio para votar”.

Pétar Yákimov enfatiza que la organización del voto en el extranjero es fruto sobre todo del ingente esfuerzo de los voluntarios, de gente residente en los respectivos países. Añade que es igualmente muy importante la buena comunicación con las embajadas de Bulgaria.

A los búlgaros en el extranjero no les importa si votan con máquinas o con papeletas, señala Pétar Yákimov y arguye:

”En el extranjero sólo se vota a partidos. No se practica el voto preferencial a favor de determinados candidatos. Ello facilita las cosas a la hora de votar, y luego, en el escrutinio de los votos”.

Versión en español por Mijail Mijailov